La periodista Malala Maiwand y su conductor fueron víctimas de un tiroteo y, poco después, el grupo islamista reivindicó el ataque.


La periodista afgana Malala Maiwand y su conductor fueron asesinados a tiros este jueves por desconocidos armados en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, en un nuevo ataque selectivo en el país contra periodistas.

El tiroteo se produjo esta mañana hacia las 07.10, hora local (02.40 GMT), en la cuidad de Jalalabad, capital de Nangarhar, cuando la periodista se trasladaba de su casa a su oficina, indicó a Efe el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai

El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó este jueves el asesinato de la periodista afgana Malala Maiwand, que fue tiroteada y perdió la vida hoy junto a su conductor en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.

En un breve comunicado difundido por uno de los canales de propaganda del EI en Telegram, el grupo afirmó que «los soldados del califato tuvieron como objetivo a la periodista leal al régimen afgano Malala Maiwand en la ciudad de Jalalabad con una pistola, lo cual llevó a su muerte».

PERIODISTA Y ACTIVISTA

Malala Maiwand, que trabajaba como presentadora en el canal de la televisión local Enakas y además desempeñaba un rol activo en la comunidad como activista de la sociedad civil, «fue asesinada a tiros junto con su conductor», precisó el portavoz.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el asesinato de la periodista y su conductor al tiempo que pidió a las autoridades una investigación del ataque «terrorista».

«Los ataques a nuestros periodistas son un crimen inhumano e imperdonable», dijo Ghani en una declaración en la que prometió que el Gobierno hará todo lo posible por «proteger» y «promover» la libertad de expresión y la libertad de prensa. Este es el más reciente de una serie de asesinatos selectivos cometidos en el país contra figuras prominentes de la sociedad civil.

Los ataque a periodistas, religiosos, defensores de los derechos humanos, y estudiantes han ido en aumento desde hace un año, coincidiendo primero con el acuerdo firmado en febrero entre Estados Unidos y los talibanes, y desde septiembre con el diálogo directo de los insurgentes con el Gobierno de Kabul en Doha.

Una decena de misiones diplomáticas en Afganistán, incluidas las de la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, condenaron el pasado lunes, a través de un comunicado conjunto, esta ola de asesinatos que buscan acallar la diversidad de opiniones en el país.

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