Contabilizados el 99,76% de los votos, acumula un 55,9%, frente al 44,1 de su rival, el ultraderechista José Antonio Kast.
El diputado izquierdista Gabriel Boric sabe los que es ocupar cargos directivos desde los 6 años, y a los 35 años suma uno más: presidente electo de Chile.
Ha avanzado a grandes pasos por la vida: a los seis años fue presidente del primer grado, luego del tercero, en la universidad lideró a los alumnos de la facultad de derecho, en 2012 encabezó la entonces poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y en 2014 inició el primero de dos períodos como diputado. Ahora conquistó el sillón presidencial.
Contabilizados el 99,76% de los votos, acumula un 55,9%, frente al 44,1 de su rival, el ultraderechista José Antonio Kast.
Por años fue conocido por su pelo largo y una frondosa barba y en 2017 sorprendió a algunos cuando se rapó ambos lados de la cabeza y dejó una franja al estilo mohicano. En julio pasado, para las primarias presidenciales de su sector, en las que se impuso ampliamente al candidato comunista Daniel Jadue, se cortó el cabello, se arregló la barba, cambió su vestir informal por uno más cercano a lo tradicional, aunque muy juvenil, y empezó a mostrarse con un par de elegantes anteojos.
Ahora está lejos del Boric que juró por primera vez como diputado en 2014, cuando se presentó sin corbata y luciendo una chaqueta de gabardina. Ante las quejas de un parlamentario conservador, respondió que “es un mecanismo de la élite para alejarse y diferenciarse del bajo pueblo”. Añadió que “me importa bien poco cómo me juzguen por mi pinta”. Vistió más formal al inicio de su segundo período, en 2018.
El domingo, al ser felicitado por el mandatario saliente Sebastián Piñera en una videollamada, lucía una camisa clara, una chaqueta oscura y estaba sin corbata.
Se postuló a la presidencia por Apruebo Dignidad, un pacto entre el izquierdista Frente Amplio, (FA), y el Partido Comunista, y derrotó a Kast, un férreo defensor de la dictadura.
Su madre, María Soledad Font, dijo a la AP que “nunca” escuchó a su hijo decir que quería ser presidente del país, y recordó que la abuela materna de Boric –aficionada a la astrología– pronosticó “tempranamente” que su nieto sería mandatario, luego de leerle las líneas de las manos.
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