La 189 edición del Oktoberfest, considerada una de las mayores fiestas populares del mundo, quedó inaugurada este sábado (21.09.2024) en Múnich, en el sur de Alemania, en medio de estrictos controles de seguridad.
Desde la madrugada algunos visitantes, en su mayoría jóvenes ataviados con trajes tradicionales bávaros, habían hecho cola a la espera de que se abriera el recinto para entrar corriendo y tomar sitio en las mejores mesas, según la tradición.
El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, lideró la inauguración oficial cuando abrió de dos golpes el primer barril de cerveza y se sirvió la primera jarra al primer ministro bávaro Markus Söder.
Preocupación por posible amenaza islamista
El Oktoberfest, que durará hasta el 6 de octubre, arranca en un contexto de preocupación ante el riesgo de un posible atentado islamista, ya que el mes pasado un yihadista mató a tres personas en un ataque con cuchillo en un concierto al aire libre en el oeste de Alemania y desde entonces se han registrado varios ataques frustrados.
Al igual que en otras ediciones, los hasta seis millones de visitantes que se esperan deben someterse a controles de seguridad a la entrada del recinto, al que está prohibido introducir cuchillos, botellas de cristal y bolsos de más de 20 por 15 centímetros.
Además, a ello se sumarán en esta ocasión controles aleatorios con detectores de metales manuales. 600 policías vigilarán el evento y varios miles de empleados municipales y de la organización serán responsables de mantener el orden.
Según las estadísticas de la ciudad de Múnich, en el Oktoberfest de 2023 se sirvieron más de 7,4 millones de litros de cerveza a unos 7,2 millones de visitantes, una cifra récord desde que se comenzaron a recabar datos en 1980, aunque también se debe tener en cuenta que el año pasado el festival duró 18 días en lugar de 16.
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