Al servicio religioso, celebrado en la Basílica de San Pedro aunque emitido en directo en línea, solo pudieron asistir doscientas personas.
El Papa Francisco celebró la Misa de Pascua del Domingo de Resurrección y ofreció la bendición «Urbi et Orbi» desde la Basílica de San Pedro. Solo doscientas personas pudieron asistir al servicio matutino debido a las restricciones contra la pandemia de coronavirus y para prevenir infecciones. Francisco instó a la comunidad internacional a «un compromiso común para superar los retrasos» en la distribución de la vacunas del coronavirus y «para promover su reparto, especialmente en los países más pobres».
Tras celebrar la misa y desde dentro de la basílica (y no desde el balcón de la fachada de San Pedro, como marca la tradición, debido a que toda Italia está confinada esos días) el papa rogó que «el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros» y destacó que «todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios».
«Demasiadas guerras y demasiada violencia»
Como suele ser habitual en los mensajes que preceden las bendiciones Urbi et Orbi de Navidad y de Pascua, Francisco repasó los males del mundo y los conflictos en curso. «¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo! Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra. Que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj, que puedan volver sanos y salvos con sus familias, e inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista», clamó.
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Antes de la pandemia, la Misa de Pascua se celebraba generalmente en la Plaza de San Pedro frente a decenas de miles de peregrinos. Este año, Francisco celebró el servicio en la Basílica de San Pedro, como lo hizo el año pasado, con retransmisión en línea. La Pascua es la fiesta más importante del año para los cristianos devotos. La semana previa al Domingo de Pascua incluye muchos servicios diferentes que marcan los últimos días de la vida de Jesús antes de su crucifixión. Ya en los días anteriores, solo se admitieron en los servicios religiosos a entre 100 y 200 fieles.
Con la bendición «Urbi et Orbi» (A la ciudad y al mundo), el Papa redime a los fieles el castigo por sus pecados si ya los han admitido en la confesión o mediante la oración. La bendición generalmente se da únicamente en Pascua, en Navidad y cuando se elige un nuevo Papa.