Apenas 30 mil turistas entraron a Israel en la primera mitad de noviembre, comparado con 421.000 en noviembre de 2019

Cuando falta poco más de un mes para la Navidad, los restauradores están devolviendo su gloria dorada a una enorme mampara de madera —alguna vez ennegrecida por el humo generado por millones de cirios de los feligreses—en la Basílica de la Natividad, construida en el sitio donde muchos creen que nació Jesús. Sin embargo, se esperan muy pocos visitantes en la próxima temporada navideña.

La Belén bíblica ha pasado por muchos problemas desde el inicio de la pandemia hace casi dos años. Normalmente, Navidad es una temporada pico para el turismo en la ciudad, ubicada en la Cisjordania ocupada por Israel. Antes de la pandemia, miles de peregrinos y turistas de todo el mundo visitaban la Basílica y la adyacente Plaza del Pesebre.

Israel reabrió este mes sus fronteras a los turistas vacunados, pero se espera que relativamente pocos viajen a Belén para la temporada navideña y nada cerca del récord del año que precedió a la pandemia. La mayoría de los turistas que visitan Belén vuelan a Israel, pues Cisjordania no tiene aeropuerto.

Aunque la pandemia ha vapuleado la otrora floreciente rama turística de Tierra Santa para israelíes y palestinos por igual, para una ciudad que es muy dependiente del turismo el impacto ha sido especialmente severo. Israel, la principal entrada para los turistas extranjeros, ha prohibido la entrada de la mayoría de visitantes extranjeros durante el último año y medio, antes de la reapertura este mes.

Apenas 30 mil turistas entraron a Israel en la primera mitad de noviembre, comparado con 421.000 en noviembre de 2019, de acuerdo con el Ministerio del Interior.

F. AP News