Conductores franceses con chalecos amarillos se enfrentaron a la policía antidisturbios francesa en la Place de l’Etoile, cerca del Arco de Triunfo en París.
Francia suspendió el martes por seis meses un aumento planeado de los impuestos a los combustibles en respuesta a semanas de protestas, la primera gran retractación del gobierno del presidente Emmanuel Macron tras 18 meses en el cargo.
Al anunciar la decisión, el primer ministro Édouard Philippe declaró que habría que estar “sordo o ciego” para no ver o escuchar la ira en las calles por una política que Macron ha defendido como fundamental para combatir el cambio climático.
“Los franceses que han vestido ‘chalecos amarillos’ quieren que bajen los impuestos y que su trabajo rinda. Eso queremos nosotros también. Y si no conseguimos explicarlo, si la mayoría gobernante no logró convencer a los franceses, entonces algo debe cambiar”, dijo Philippe en un discurso televisado.
Philippe indicó que en los seis meses se discutirán otras medidas para ayudar a trabajadores más desfavorecidos que dependen del transporte en vehículos para llegar al trabajo e ir a las tiendas.
Varios funcionarios insinuaron más temprano la posibilidad de subir el salario mínimo, pero Philippe no hizo este compromiso.
No obstante, advirtió a los ciudadanos que no pueden esperar mejores servicios públicos pagando tributos más bajos, por lo que era necesario que ambas partes hicieran concesiones.
Inicialmente, el movimiento de los “chalecos amarillos”, que comenzó el 17 de noviembre, se centró en denunciar la reducción en el poder adquisitivo de los hogares provocada por los impuestos de Macron a los combustibles.
Sin embargo, en las últimas tres semanas las protestas se han convertido en un levantamiento general contra Macron, criticado por muchos por adoptar políticas que según ellos favorecen a los ricos, sin hacer nada por los pobres. Algunos grupos violentos minoritarios exigen la salida del mandatario.