La noche del lunes el gobierno de Huixtla declaró una emergencia y aconsejó el cierre de las tiendas una vez que los migrantes entraron al pueblo.
Ayer, las autoridades del municipio de Huixtla, en Chiapas, intentaron impedir infructuosamente el ingreso de una caravana con aproximadamente 3 mil migrantes centroamericanos al pueblo.
El Instituto Nacional de Migración señaló en un comunicado que todos los indocumentados serían atendidos por las autoridades migratorias que también han abierto centros de atención en otros puntos del estado.
Sin embargo, la noche del lunes el gobierno de Huixtla declaró una emergencia y aconsejó el cierre de las tiendas una vez que los migrantes entraron al pueblo.
La caravana se dirigió hacia el centro del pueblo, aunque las autoridades querían que se quedaran en un refugio improvisado lejos de allí.
En un comunicado, la autoridad municipal dijo que “lamentablemente la mayoría no viene de la forma pacífica que nosotros esperábamos”. Los funcionarios también recomendaron a los habitantes a no salir a las calles debido a que los migrantes son una amenaza a la seguridad.
La fría recepción del pueblo contrasta con la amable bienvenida que le dio a las caravanas de migrantes el año pasado.
Durante la jornada del martes, los migrantes protagonizaron choques con diversas autoridades y, según testimonios de integrantes de la caravana, hubo gente arrestada pero el Instituto Nacional de Migración no había ofrecido el martes por la noche mayor información sobre lo sucedido.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) urgió el lunes a diversas autoridades federales y estatales a atender con rapidez a los distintos grupos de migrantes que se encuentran en el sur de ese estado, fronterizo con Guatemala, y que cifran en más de 8.800 personas.