Después de meses sin museos, cines y bares, los residentes de Ciudad de México comenzaron a regresar a ellos esta semana, incluso mientras las autoridades siguen luchando para domar al coronavirus, que hasta ahora ha cobrado la vida de más de 55,000 personas en el país.
México tiene el tercer mayor número de muertes en el mundo por la pandemia, que ha golpeado a la economía y causado trastornos sin precedentes en la vida de la metrópoli de 22 millones de habitantes.
A medida que las instituciones culturales y las empresas reabrieron con nuevas medidas de seguridad esta semana en la extensa capital, una de las zonas de México que más ha sufrido por el virus, algunos residentes que se aventuraron a salir dijeron que les gustaba la relativa vuelta a la normalidad.
“No salgo con esa mentalidad (de tener miedo) porque siento que el miedo es lo primero que nos va a atacar”, dijo Alma Cervantes, una oficinista de 50 años quien llevaba a sus hijas al museo de arte Soumaya, todas con máscaras faciales.
La reapertura marcha en contra de otras partes de América Latina, entre ellas Bogotá, que extendió por dos semanas más las cuarentenas obligatorias en siete sectores de la ciudad, y Argentina, que amplió al 30 de agosto las restricciones por el coronavirus.
La alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho que está supervisando los niveles de hospitalización para determinar cuándo abrir más actividades.
Rodolfo Escoto, subdirector de operaciones de Cinemex, una de las principales cadenas de salas de cine de México, dijo que la reapertura es una prueba para la compañía.
“El reto que tenemos ahorita pues va a ser importante; darle esa confianza al invitado de que regrese y sobre todo que se quite ese miedo de salir”, dijo. Tras varios meses de encierro, Carmen Oliva, una empleada de 32 años, dijo que estaba lista para volver al cine, aunque eso significara cambiar algunos hábitos.
“Hay que aprender a adaptarse (…) aprender a tener las medidas para cuidarme yo y cuidar a los que quiero”, afirmó. Algunos vieron la reapertura como algo crucial no sólo para la economía, sino también para la salud mental.
“Había un punto en el que tanto tiempo aislados pues sí nos afectaba emocionalmente a algunas personas”, dijo Jessica León, de 30 años, en un restaurante en Polanco, un vecindario lujoso en el que se había apagado el bullicio característico en los últimos meses.
Las autoridades de la ciudad han permitido que los bares vuelvan a abrir sólo si se operan como restaurantes, funcionan al 30% de su capacidad y ofrecen servicio sólo de 7.00 am y 10.00 pm.
“Obviamente eso nos afecta un poco en el tema de los consumos, pero la verdad estamos agradecidos de que nos hayan dejado abrir para poder generar, que era lo que más importaba”, dijo Jonathan Maqueda, gerente de un restaurante en Polanco.