Del año 2000 al 2020, la proporción de homicidios de mujeres con armas de fuego en el espacio público pasó del 60% al 80%.
La proporción de asesinatos de mujeres mexicanas cometidos con arma de fuego ha aumentado en 500% desde el año 2000 al 2020, según la Plataforma EVA – Evidencias sobre Violencias y Alternativas para Mujeres y Niñas, que utiliza datos de la Secretaría de Salud. La militarización y el aumento de armas en el espacio público ha afectado de manera desproporcionada la vida y la seguridad de las mujeres.
Esta tendencia no sustituye la tendencia más común asociada a la violencia contra las mujeres. Al patrón de victimización en el interior de sus lares y por manos conocidas, se suma el aumento de la violencia en espacios públicos, incluso por desconocidos.
La ausencia de Estados Unidos y perspectiva de género
Del año 2000 al 2020, la proporción de homicidios de mujeres con armas de fuego en el espacio público pasó del 60% al 80%. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que un 70% de los homicidios en 2021 fueron cometidos por arma de fuego, así como 21% de los feminicidios (212 casos). Aunque la mayoría de los perpetradores que utilizan el arma de fuego para herir a las mujeres son desconocidos (67%), en 31% fueron los compañeros.
Estos altos niveles de victimización por armas de fuego, se asocia a la alta circulación en el marco de la militarización en el país. La gran cantidad de armas que circulan en el país vienen principalmente a través de la frontera de Estados Unidos, de donde se estima que aproximadamente 253 mil armas al año pueden pasar solamente por medio de “compradores de paja” o straw purchasers quienes compran armas en tiendas o ferias de armas en Estados Unidos. La respuesta de los dos países al lado de la frontera ha sido limitada y marcada por la ausencia de los Estados Unidos, y de una perspectiva de género.
Las armas son enemigas de las mujeres y no un objeto de protección
Las armas son tradicionalmente símbolos asociados al poder y al universo masculino. Son utilizadas para violar la integridad física de un individuo. La experiencia de violencia normaliza la presencia y el uso de armas de fuego. En México, de 3076 licencias particulares de portación de armas a 2015, solo 19 fueron otorgadas a mujeres (el 0.62%). Asimismo, una encuesta realizada por la CEPAL en 2013 encontró para México una asociación estadísticamente significativa entre haber ejercido violencia física hacia una pareja alguna vez en la vida con tenencia de armas: 32,4% de hombres que sí tienen armas reportan haber ejercido violencia física en contra de sus parejas (en comparación que 17% para los que no indican poseer armas de fuego).
Parece una contradicción que haya llamados de partidos políticos en pro de las armas en manos de civiles, incluso en el estímulo a las mujeres para protegerse contra la violencia con armas de fuego. La evidencia muestra que las armas son enemigas de las mujeres y no un objeto de protección. La importancia de desmovilizar masculinidades violentas muy asociadas al uso de armas de fuego se muestra necesaria. Así como el fortalecimiento de regulación de control sobre la posesión y el uso legal de estos objetos letales.
Biografía Igarapé:
El Instituto Igarapé está centrado en las áreas de seguridad pública, climática y digital y sus consecuencias para la democracia. Su objetivo es proponer soluciones y alianzas para desafíos globales a través de la investigación, las nuevas tecnologías, la comunicación y la incidencia en las políticas públicas. Este material está escrito por Katherine Aguirre y Renata Giannini, miembros del instituto. La doctora e investigadora Renata Giannini es especialista en seguridad internacional, particularmente con operaciones de paz y agenda de género. Por su parte, la economista y maestra Katherine Aguirre tiene profesionalización en violencia y desarrollo para guiar políticas públicas efectivas para la reducción de la violencia.