El mexicano Manuel Guerrero, quien estuvo preso en Qatar por ser homosexual, habló por primera vez de su experiencia en una prisión fuera del país. Destacó las condiciones deplorables de la cárcel, así como las amenazas constantes de ser castigado a latigazos. «Hablar sin miedo de todo, es una forma de sanar», dijo.
En apenas seis meses la vida de Manuel Guerrero Aviña dio un vuelco, tras ser emboscado por las autoridades cataríes, detenido por su orientación sexual y protagonizar un caso que dio la vuelta al mundo y que se resolvió gracias a la presión internacional. A menos de 24 horas de su regreso a México, le ha llegado el turno de contar su propia historia.
Guerrero revela los detalles de su arresto, cómo es estar preso a casi 14.000 kilómetros de casa y el complejo viaje hasta recuperar su libertad. “Hubo tantas cosas que pasaron y que no conté, y poder hablar sin miedo de todo es una forma de sanar”, afirmó en entrevista con El País.
Asimismo, en una entrevista para Obturador, destacó «»las condiciones deplorables en las que nos tenían detenidos, para mí eso fue lo más difícil», señaló.
"Las condiciones deplorables en las que nos tenían detenidos, para mí eso fue lo más difícil"
— Ruido en la Red (@RuidoEnLaRed) August 20, 2024
Manuel Guerrero habla sobre su experiencia al ser detenido y encarcelado en Qatar por su orientación sexual.
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“Me dieron una fuerza enorme de seguir adelante; llegó un momento en que me sentí tan solo… Cuando no tienes acceso, cuando no sabes qué está pasando, de repente te das cuenta de que ‘wow, toda esta gente está ayudando”, relata Manuel Guerrero en entrevista para Animal Político.
Los primeros días fueron los más duros, casi sin comunicación y orillado a rogar –‘literalmente rogar’, remarca– por sus medicamentos. Poco más de seis meses después, entre el mal sabor de esos recuerdos y las secuelas psicológicas que persisten, de lo vivido rescata la solidaridad de personas que antes le eran ajenas tanto como la posibilidad de sentar un precedente con su caso.
“Me gustaría que se utilizara para hacer un parteaguas, para cambiar la legislación en algunos países, para que Qatar aunque no reconozca a las personas LGBT, creo que sí tiene que reconocer los derechos humanos, para mí eso es lo más importante. No importa si eres gay o no eres gay, Qatar debe respetar los derechos humanos, y más allá, de todos los detenidos que se encuentran en el sistema”, sostiene.
“Las nociones binarias y esencialistas de género hacen que las personas trans y de género diverso sean procesadas sobre la base de leyes que criminalizan los actos sexuales entre personas ‘del mismo sexo’; ciertas formas de ‘prueba’ se utilizan habitualmente para detener y acusar a personas en todas las regiones”, alerta la ILGA.
Entre los casos documentados por la asociación, existen pruebas de la aplicación de leyes de ese tipo en al menos 32 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque el juicio que el Estado qatarí emprendió contra Manuel sí concluyó, con una sentencia desfavorable, el número de procesamientos judiciales –advierte el informe– es un mal indicador, pues los casos muestran que la mayoría de arrestos, aprehensiones y detenciones no seguidos de procesos formales son la regla; en muchos casos, la detención sin juicio puede extenderse a varios días, semanas o incluso meses sin ningún tipo de revisión.
Así pudo haber sido el caso de Manuel, de no ser por la red de apoyo –transformada después en Comité– que empezó a construirse a partir de su detención e incomunicación el 4 de febrero de este año, seguida de manifestaciones en la Secretaría de Relaciones Exteriores, la embajada británica y múltiples comunicaciones públicas que no cejaron hasta que fue liberado, de manera condicionada, el 17 de marzo.
(El País / animal Político)
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