La ubicación de esta cueva aún no es revelada, está bajo investigación y se busca protegerla.

Investigadores y espeleólogos hallaron una cueva con 137 impresiones de manos, en su mayoría de niños mayas, en una cueva de un municipio al Sur de Yucatán, a una hora de Mérida que tienen más de mil 200 años de antigüedad.

“Observamos más pequeñas como pueden ver estas, sin duda son de niño y otras en positivo que son de niños, dijo el especialista Sergio Grosjean.

La ubicación de esta cueva aún no es revelada, está bajo investigación y se busca protegerla.

“Con base en los estudios que hemos hecho en la zona es muy posible que hayan sido del año 800 al 1000 después de Cristo”, reiteró Sergio Grosjean, investigador y Espeleólogo.

Para llegar, hay que recorrer 5 minutos en la selva hasta llegar a un árbol de ceiba de 15 metros de alto, en sus raíces hay un hoyo de 3 metros de diámetro por donde se desciende 10 metros, hasta llegar a una bóveda de 35 metros.

En las paredes de la cueva están las manos, unas en negro y otras en rojo.

Estas manos forman parte de un ritual, al parecer, la transición de la niñez a la pubertad y para realizar ceremonias por la buena cosecha.

“Hacían un ritual de iniciación en el que imponían la mano en color negro que significa muerte. Imprimían la mano en color rojo que significa guerra o vida y era una forma de que los niños renacieran al nuevo mundo”, detalló Grosjean.

Al avanzar en la cueva, hay un rostro labrado y 6 relieves con pinturas igual de antiguas y que forman parte del inframundo maya, uno llamado Xibalbá.

“Este lugar lo podemos comparar como el vientre de una madre, el vientre de la madre tierra, de la madre naturaleza, aquí surgía la vida y aquí concluía la vida”, agregó el espeleólogo.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia señala que las manos halladas en cuevas y en estructuras mayas, como en el observatorio de Chichén-Itzá, son un código y que aún falta establecer la razón exacta.

“Fueron usadas por los mayas antiguos como una parte de un lenguaje escrito, es importante señalar, no están ahí al azar, no están ahí porque a alguien se le ocurrió, están denotando un código de comunicación que para nosotros los arqueólogos es aún desconocido”, concluyó Marco Santos, director de la Zona Arqueológica de Chichén-Itzá.

Esta cueva cuenta con un cenote donde se halló un cráneo humano y huesos de animales, pero también hay un haz de luz, el sol la ilumina entre las 11 y 2 de la tarde en un espectáculo único y natural.



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