México es el país más violento del hemisferio occidental para el ejercicio del periodismo, según el Comité para la Protección de los Periodistas.
Un nuevo periodista fue asesinado el viernes en México, en el estado de Zacatecas, en el centro-norte del país, a poco más de una semana del último ataque letal contra la prensa. Es el séptimo en lo que va de año.
David Monreal, gobernador del estado, confirmó en su cuenta oficial de Twitter que la víctima era Juan Carlos Muñiz, trabajador del portal de noticias Testigo Minero, y que el suceso tuvo lugar la tarde del viernes en la ciudad de Fresnillo. ”Ni este, ni ningún otro suceso, puede quedar impune”, escribió Jesús Ramírez, portavoz del presidente mexicano, que se pronunció en el mismo sentido.
Muñiz es el séptimo informador asesinado este año, el más letal para la prensa en la historia reciente de México. Cubría información policiaca en una de las ciudades más violentas del país, Fresnillo, una localidad minera al norte de Zacatecas.
Para complementar sus ingresos, Muñiz trabajaba también como taxista, explicó a la AP uno de sus compañeros, el también periodista Alfredo Valadez, quien todavía conmocionado por lo sucedido lo describía como “uno de los mejores reporteros de nota roja en la ciudad de Fresnillo, de los mas movidos”.
Según Valadez, “Rigo” o “Rigoberto”, como lo conocían sus amigos, lo cubría todo y era uno de los comunicadores con mejores contactos tanto en el Ejército, como con la Guardia Nacional o las policías locales. “Lo ejecutaron a plena luz del día (…) en una colonia normal, a bordo de su taxi”, lamentó. “Hoy nos ocurrió en el gremio la peor pesadilla”.
La fiscalía de Zacatecas no ofreció detalles sobre el homicidio y, en un breve comunicado, solo indicó que se investiga el suceso como un ataque contra la libertad de expresión y que ya se puso en contacto con el mecanismo de protección federal de periodistas, aunque no detalló si Muñiz formaba parte de este programa o no.
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El portal Testigo Minero condenó “el cobarde asesinato” de quien llevaba años colaborando con ellos. “Se ganó el cariño de la gente por su peculiar forma de cubrir los hechos noticiosos”, indicó en su página de Facebook, en la que subrayó que aunque la violencia en Zacatecas se haya “desbordado”, la sociedad no debe acostumbrase a ella.
Zacatecas es un estado sumido en una batalla campal entre distintos cárteles que quieren controlarlo dada su posición estratégica entre el Pacífico y la frontera con Estados Unidos.
Los ataques a periodistas no son nuevos en México pero el ritmo de los asesinatos este año se ha incrementado de forma alarmante de uno a otro extremo del país afectando sobre todo a informadores locales de medios pequeños.
José Luis Gamboa, director de un portal de internet, murió a comienzos de enero por herida con arma blanca en Veracruz, en el Golfo de México. Pocos días después, en la misma semana y en la misma ciudad, la fronteriza Tijuana, fueron baleados el fotógrafo independiente Margarito Martínez y la periodista Lourdes Maldonado que hasta había pedido ayuda hace años al presidente de México en una de sus conferencias matutinas.
Enero se cerró con el homicidio, también a tiros, de Roberto Toledo en Michoacán (occidente) y en febrero fueron asesinados Heber López en Oaxaca (sur) y Jorge Camero en Sonora (norte). Los tres trabajaban en portales de internet.
Los múltiples homicidios sembraron la consternación y la indignación no solo de la prensa mexicana sino de organizaciones internacionales y altos funcionarios como el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien expresó hace unas semanas su preocupación por el tema. “Me sumo a quienes piden mayor rendición de cuentas y protección para los periodistas mexicanos”, escribió en su cuenta de Twitter.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que Blinken estaba mal informado y reiteró que “en todos los casos se está actuando, no hay impunidad”.
Y aunque algunos de los últimos homicidios han estado seguidos de detenciones, no es habitual que lleguen las sentencias y uno de los subsecretarios de su propio gobierno, Alejandro Encinas, reconoció recientemente que la tasa de impunidad en México en estos casos supera el 90%.
México es el país más violento del hemisferio occidental para el ejercicio del periodismo, según el Comité para la Protección de los Periodistas, aunque desde hace una década tiene un programa especial para proteger a los que sufren amenazas. Organizaciones internacionales de prensa han denunciado las constantes agresiones verbales que sufre la prensa desde la misma presidencia, lo que contribuye a incrementar la vulnerabilidad en el gremio, sobre todo, entre periodistas locales.