Las actividades al aire libre en el Paseo de la Reforma no fueron suspendidas, aunque menos capitalinos salieron a andar en bici, patinar o a practicar aerobics.

El gobierno de la Ciudad de México le advirtió a la población el domingo que no salga luego que incendios forestales cubrieron la metrópolis con una capa de humo que ha alarmado incluso a muchos de los que están acostumbrados a la contaminación.

Las actividades al aire libre en el Paseo de la Reforma, la principal avenida de la ciudad, no fueron suspendidas, aunque menos capitalinos que de costumbre, salieron a andar en bici, patinar o a practicar aerobics en esta vía que suele ser cerrada los domingos para que la gente se ejercite. En la capital y en el área metropolitana circundante viven unos 22 millones de personas.

El aire está contaminado con niveles elevados de partículas sólidas, como por ejemplo ceniza, las cuales pueden provocar problemas respiratorios y otras enfermedades por inhalación prolongada, indicó la Comisión Ambiental de la Megalópolis. En los últimos días se ha enviado a 258 bomberos a que apaguen 13 incendios de matorrales, cuatro incendios en parcelas de cultivo secas, dos en casas, un incendio forestal y un fuego en un almacén industrial en la Ciudad de México.

En el cercano Estado de México, 992 bomberos han sido enviados a combatir 30 incendios.

Al mismo tiempo, en los estados sureños de Oaxaca y Guerrero surgieron incendios que, combinados con un sistema de alta presión, derivaron en la llegada de más contaminantes al Valle de México, hizo notar la comisión. Y en Tepoztlán, una popular localidad turística al sur de la capital, las autoridades cerraron el acceso a sus ruinas arqueológicas el fin de semana mientras apagaban incendios que consumieron más de 80 hectáreas (200 acres) de pastizales, matorrales y otras plantas inflamables.

El hashtag #HumoEnLaCDMX era tendencia en Twitter, y circulaba una imagen de la estatua del Ángel de la Independencia con una máscara antigás.



Olivia Meza, de 28 años, se desplazaba en patines junto con su perro a pesar de las advertencias por la contaminación.

“Yo estoy acostumbrada al aire, de alguna forma”, afirmó, encogiéndose de hombros. “Somos como cucarachas… difícilmente nos matan”.



Meza dice que los crecientes niveles de contaminación atmosférica en la urbe se deben al cambio climático. En los últimos años la temporada de secas en la Ciudad de México se ha extendido, por lo que ha llovido menos durante el verano y las temperaturas se han elevado. Además, la capital se encuentra en un valle, lo cual atrapa el aire sucio y las partículas, y millones de automóviles contribuyen con sus escapes.

Y ahora los incendios.

En los últimos días la ciudad se ha visto cubierta por nubes de humo, lo que ha reducido la visibilidad en las calles, especialmente durante la noche. Los padres de niños han reportado que los pequeños se despiertan con hemorragias nasales nocturnas.

“Anoche olía a quemado”, dijo Michelle Serralde, de 40 años, que acompañó a Meza con patines el domingo a pesar de la mala calidad del aire “porque son pocos días que tienes libres”.

Cerca de allí, una sesión de aerobics organizada por la ciudad concluyó por el día. Irene Cruz, una mujer de 60 años que entre semana imparte cursos sobre cómo utilizar extinguidores, participó en la clase durante cuatro horas a pesar de las advertencias.

Los sábados son para ir a la iglesia, señaló, y los domingos para hacer ejercicio al aire libre.

La contaminación “es algo que vivimos todos los días”, agregó, y bromeó que se oxidaría si alguna vez se fuera de su ciudad natal.

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