El hombre narra estas vivencias como parte de una deuda que asegura tener con sus compañeros, quienes murieron en el hecho.


Si algo no puede olvidar Cuauhtémoc Padilla es el 2 de octubre de 1968, día en el que participó en el mitin tras el cual varios estudiantes fueron asesinados por elementos de la milicia.

A 51 años de este suceso, el activista dijo recordar como un par de niños fueron víctimas de un homicidio a quemarropa frente a la Plaza de las Tres Culturas por parte de las autoridades.

«Me interesa mucho de que la juventud se entere de que el 68 no fue un mito, un cuenta, que de verdad existió”.

Según lo recuerda, él se encontraba en el tercer piso de uno de los edificios de la zona junto con varios integrantes del Consejo Nacional de Huelga cuando lo mandaron por unos refrescos. Cuando iba bajando para esto, vio las bengalas con las que inició el suceso que será recordado mañana con una marcha.

Dijo además que fue obligado a estar de pie hasta las dos de la mañana. El hombre narra estas vivencias como parte de una deuda que asegura tener con sus compañeros, quienes murieron en el hecho.

«Es un deber moral y es un deber histórico, si yo hubiera muerto aquí, que era muy probable que hubiera pasado, no me hubiera gustado que me olvidaran”

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