El estado de los dientes nos da señales de alarma temprana sobre posibles enfermedades, y tanto pacientes como médicos deben reconocerlas.

A la mayoría de nosotros no nos gusta ir al dentista, y lo visitamos solo cuando es urgentemente necesario o cuando el dolor nos obliga. Pero nuestros dientes también pueden darnos señales de alarma sobre problemas en todo nuestro organismo, no solo en la cavidad bucal.

«La mayoría piensa que los dientes y la salud del organismo no tienen nada que ver el uno con el otro, pero ambos son importantes para nuestra salud y están relacionados”, dice a DW Roland Frankenberger, de la Policlínica para la Conservación Dental, de la Universidad de Marburgo. La periodontitis, por ejemplo, se ha convertido en una enfermedad crónica que, por ejemplo en Alemania, afecta a una de cada dos personas. Las inflamaciones de encías y periodonto -el conjunto de tejidos que rodean los dientes- son clave en la interrelación entre los dientes y el resto del cuerpo. Son producidas, sobre todo, por bacterias en la placa dental que pueden formar bolsas en las encías donde pueden reproducirse sin freno.

«Al tener una periodontitis medianamente grave, hay una herida abierta en la cavidad bucal, tan grande como la palma de una mano”, explica Frankenberger. «Si alguien tuviera una herida así en la espalda, el médico la detectaría mucho más rápidamente y la trataría de la manera adecuada”, dice. Por ejemplo, cuando alguien tiene una herida en la espalda por haber estado demasiado tiempo acostado, se forma allí una entrada ideal para bacterias, que es vista de inmediato por los médicos, añade. Pero en la boca, eso es distinto, dice el especialista. Allí, al principio no la nota nadie.

Lavarse correctamente los dientes debe aprenderse desde una edad temprana y adecuadamente a la edad de los niños.

Enfermedades dentales a menudo no son detectadas

Muchos pacientes no conocen la correlación entre la salud dental y la salud del resto del organismo. Cuando la boca sangra al lavarse los dientes, la mayoría no le da importancia. Sin embargo, se debe tomar en serio, ya que, desde la cavidad bucal, las bacterias pueden llegar a todo el organismo a través de la sangre. Una periodontitis siempre es una señal de alarma.

«Entre la prevalencia de periodontitis, es decir, la cantidad de casos, y los casos que realmente se tratan, hay una gran brecha”, advierte Frankenberger. Hay muchos médicos generalistas que durante su formación nunca escucharon nada sobre la interrelación de la dentadura con el organismo. «Se debe enseñar urgentemente durante los estudios que la cavidad bucal no es un espacio cerrado sin conexión, sino que influye en muchos lugares del cuerpo”, subraya.

Desde tensiones hasta demencia, diabetes y miocarditis

Aun cuando médicos y dentistas trabajan de manera interdisciplinaria desde hace mucho tiempo, las posibilidades de un tratamiento exitoso no están en absoluto agotadas. La influencia de la salud dental en otras áreas va desde dolores en las articulaciones hasta tinnitus y problemas cardíacos. Las enfermedades dentales pueden provocar también alergias y reuma.

Pero no solo se necesita un trabajo conjunto con traumatólogos y cardiólogos, sino que también hay que incluir a los neurólogos. La demencia es otra de las enfermedades que pueden ser producidas por problemas en los dientes y las encías, aclara Frankenberger. Por el otro lado, está claro que una demencia no puede revertirse a partir de una dentadura sana.

La interacción con la diabetes es la más significante. El sistema inmunitario de un diabético está debilitado, por lo cual es fácil para las bacterias asentarse en la cavidad bucal. Las enfermedades dentales y la diabetes pueden incluso reforzarse mutualmente, indica el experto. «La periodontitis es un riesgo de que se desarrolle una diabetes, o de que se agrave. Pero tampoco se puede decir tan fácilmente que si alguien tiene periodontitis es porque sufre de diabetes”.

Otra consecuencia importante de los dientes enfermos es que las bacterias pueden llegar hasta la sangre, penetrar en el corazón y, desde allí, por ejemplo, provocar una endocarditis, una inflamación del músculo cardíaco. Si no se trata, esa enfermedad puede ser mortal. Es decir que una periodontitis es mucho más que solo encías sangrantes.

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