La otra fuente de agua que llega a los domicilios es la que se tiene del servicio público y tampoco tiene la calidad adecuada.

La mitad de los garrafones de agua que se consumen en la Ciudad de México tiene presencia de bacterias y residuos fecales que pueden provocar enfermedades diarreicas y debilitar el sistema inmunológico.

Homero Martínez Salgado, investigador del Hospital Infantil de México y de Cornell University, aseguró que tan sólo en la capital del país existen dos mil pequeñas industrias de agua o embotelladoras en las que el usuario no tiene certeza de si está comprando o no, un líquido que cumpla realmente con las normas mínimas de calidad e higiene.

“Es un problema grave porque se estima que alrededor de 50 por ciento del agua que se compra de rellenadoras tiene presencia de bacterias coliformes combinadas con materia fecal que, en medio de la epidemia de Covid-19, puede debilitar el sistema inmunológico, provocar diarreas” y poner en riesgo a la población.

En medio de la emergencia sanitaria por el virus, los médicos recomiendan a la población mantenerse hidratada con un consumo promedio de ocho vasos al día o el equivalente a dos litros de agua. Según el más reciente estudio del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en una muestra de 111 envases de 20 litros de agua, procedentes de pequeñas plantas purificadoras de la Ciudad de México, 62 por ciento fueron positivos a bacterias coliformes que son un indicativo de presencia de materia fecal, mientras que 21 por ciento fueron positivos para E. Coli, que es otro de los indicadores de materia fecal.

Además, “se encontró que 30 por ciento fueron positivos a microbacterias no tuberculosas, 41 por ciento excede el máximo de bacterias aeróbicas mesófilas y 41.4 por ciento de las purificadoras analizadas no cumplió con los estándares oficiales mexicanos establecidos”.

En México se incrementó el consumo de agua embotellada a partir del terremoto de septiembre de 1985, debido a la poca seguridad y certeza de consumir el líquido desde las tomas públicas.

La epidemia de cólera originada en el año de 1990 provocó el fallecimiento de 45 mil 977 personas hasta el año 2002, fue otro factor que también influyó en el alto consumo de bebidas embotelladas.

Para 2017, la proporción de hogares que incrementaron la compra de agua embotellada llegó a 76.3 por ciento, comparada con el 70.8 por ciento de 2015, indican datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

NO APTA PARA CONSUMO

La presentación de embotellado de 20 litros es la más común en el consumo de los mexicanos, de acuerdo con el estudio Calidad bacteriológica del agua embotellada obtenida de pequeñas plantas de purificación de agua en la Ciudad de México: incidencia e identificación de especies de micobacterias no tuberculosas potencialmente patógenas de la Escuela de Ciencias Biológicas del IPN.

“Es una creencia común entre las personas que el agua embotellada está libre de impurezas como iones inorgánicos, metales pesados, compuestos orgánicos y bacterias, que consideran más seguras que el agua del grifo. Sin embargo, varios estudios han documentado la detección de bacterias mesófilas aeróbicas y coliformes en agua embotellada en recuentos que exceden los límites nacionales e internacionales permitidos para el agua potable de consumo humano”, señala.

En otros estudios que realizó el Politécnico en 2009 y 2016 se encontraron micobacterias no tuberculosas (NTM). “Algunas especies NTM pueden causar enfermedad pulmonar, afectan la piel, los ganglios linfáticos, el tracto gastrointestinal y pueden producir enfermedad diseminada en individuos severamente comprometidos”, añade el estudio.

La otra fuente de agua que llega a los domicilios es la que se tiene del servicio público y tampoco tiene la calidad adecuada debido a que la red de tubería tiene fracturas y los recipientes donde se recolecta (tinacos y piletas) no se limpian y sanitizan, lo que genera espacios que concentran contaminantes, explica el investigador Homero Martínez Salgado.

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