La música ayudó a personas a sentirse más conectados con sus amigos y grupos sociales en momentos donde no podían verlos ni salir de sus casas.
La primera cuarentena por COVID-19 tenia todos los ingredientes necesarios para que sintiéramos mucho miedo y ansiedad. Era una situación completamente desconocida, provocada por una enfermedad mortal que nos obligó a aislarnos de nuestros seres queridos y nos apartó de nuestra rutina.
La gente hizo todo lo que pudo para afrontar la ansiedad por la cuarentena: muchos empezaron a cocinar, hornear pan, ver películas y series y otros buscaron refugio en la música.
Entendiendo que la música puede evocar emociones poderosas y alterar nuestro estado de ánimo o aliviar nuestro malestar, un equipo de investigadores israelíes aprovechó la cuarentena para explorar cómo las personas utilizaban la música para regular sus emociones y afrontar la ansiedad.
El equipo distribuyó 200 encuestas que evaluaban los cambios en los hábitos de escuchar música durante la cuarentena y les preguntaron si habían incrementado el consumo de música, qué cambios a nivel emocional habían experimentado y las razones por las cuales escuchan música.
Resultados
El 48% de los participantes dijo que había incrementado su consumo de música durante la cuarentena.
El 51% reportó que usaba la música para mejorar su estado de ánimo.
El 49% manifestó que el uso de música incrementó su energía.
El 46% afirmó que la música los ayudó a relajarse.
El 48% declaró que usaba la música como ruido de fondo mientras hacían otras actividades.
Los investigadores también les pidieron a los participantes que reflexionaran sobre cómo les ayudó escuchar música durante la cuarentena y la respuesta más frecuente se relacionó con la regulación emocional. En concreto el 75% dijo que escuchar música les ayudó a regular sus emociones displacenteras como el miedo, la tristeza y la soledad.
También encontraron que escuchar música se correlacionó con el incremento en el sentimiento de pertenencia, destino compartido, hermandad y conexión con los demás. En resumen, los hacia sentir menos solos.
Sobre este último hallazgo la coautora de la investigación, Naomi Ziv, explicó:
El hallazgo más interesante, en mi opinión, es que los aumentos en el uso de la música se asociaron más fuertemente con las emociones relacionadas con la conexión con los demás. Esto parece sugerir que, al menos en circunstancias tan extraordinarias como el encierro, la música puede desempeñar un papel social importante en la creación de un sentido de pertenencia al grupo y posiblemente ayudar a sobrellevar la situación.
Limitaciones
El estudio es muy interesante, pero tuvo dos limitaciones importantes que hay que mencionar:
El estudio es de tipo retrospectivo y solo se valió de los reportes de los participantes. No aplicó pruebas psicológicas estandarizadas que permitieran evaluar el impacto de la música.
El tamaño de la muestra fue bastante pequeño, lo que dificulta estudiar con más precisión la relación entre las variables (música, emociones, edad, etc.).
Conclusión
Aun con dichas limitaciones, los resultados de esta investigación corroboran los hallazgos de estudios previos sobre el rol de la música en la vida de las personas y cómo la utilizaron para afrontar la incertidumbre que vivieron en momentos tan difíciles como la primera cuarentena. Además los ayudó a sentirse más conectados con sus amigos y grupos sociales en momentos donde no podían verlos ni salir de sus casas.
Referencia: Ziv, N., & Hollander-Shabtai, R. (2021). Music and COVID-19: Changes in uses and emotional reaction to music under stay-at-home restrictions. Psychology of Music. https://doi.org/10.1177/03057356211003326