Dormir más tarde o despertar más temprano de lo que nuestro reloj biológico requiere, tienen consecuencias negativas en la salud.
La obesidad no sólo tiene que ver con la conducta alimenticia o el sedentarismo, también contribuyen factores como la falta de sincronicidad en nuestras actividades diarias y los ciclos de luz y oscuridad en el ambiente. Así, la privación de sueño, los trabajos nocturnos o de 24 por 24 horas son estresores que contribuyen a esa condición.
Los requerimientos laborales o sociales (jet lag social) que hacen que durmamos más tarde o despertemos más temprano de lo que nuestro reloj biológico requiere, tienen consecuencias negativas en la salud.
Con base en esa premisa, Lucía Mendoza Viveros, investigadora posdoctoral del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, estudia los ritmos biológicos en los mamíferos. “Nos encargamos de ver cómo el cuerpo regula los procesos que varían a lo largo del día; uno de ellos es el metabolismo”.
Psicóloga y maestra en Ciencias Bioquímicas por la UNAM, y doctora en Biología Celular y de Sistemas por la Universidad de Toronto, analiza la relación entre los relojes biológicos y el metabolismo, y cómo se producen patologías cuando no están sincronizados.
Ganadora de la Beca para Mujeres en la Ciencia L’Oreal-UNESCO- Conacyt–AMC 2019, por su proyecto “Relojes hipotalámicos en el control central del metabolismo”, la joven científica evalúa algunos parámetros de este último proceso y de la fisiología de obesidad inducida por dieta.
Aunque esta investigación se realiza en animales (ratones), tiene mucha relevancia, en especial por la prevalencia de obesidad entre la población mexicana. Se trata de una condición patológica que conlleva muchos problemas de salud y detrimento de la calidad de vida de las personas, dijo.
Este proyecto, iniciado el año pasado, es resultado de la colaboración entre los grupos de trabajo de Lorena Aguilar Arnal, del IIBm, y de Ricardo Orozco Solís, del Instituto Nacional de Medicina Genómica.
Reloj biológico
“En las personas se ha visto que la privación aguda de sueño afecta la tolerancia a la glucosa y la respuesta a la insulina; es decir, el metabolismo responde de manera inadecuada. Cuando esa situación es sostenida, durante años de trabajo nocturno o desveladas, las consecuencias pueden ser más graves”, afirmó Mendoza Viveros.
La integrante del Sistema Nacional de Investigadores explicó que los relojes biológicos son intrínsecos a los organismos; se encuentran en nuestras células y a nivel sistémico.
En tanto, el hipotálamo es una parte del cerebro compuesta de diferentes núcleos dedicados a controlar la liberación de hormonas, la conducta alimenticia, el gasto energético, la metabolización de los alimentos y otros procesos relacionados. También participa en la conducta reproductiva, respuestas emocionales y balance de fluidos (osmoregulación), entre otros aspectos.
En los mamíferos, el “reloj maestro” o núcleo principal es el supraquiasmático, centro de regulación de los ritmos circadianos. Su “trabajo” es saber la hora, cuándo es de día y cuándo de noche, para informarlo al resto del cerebro que, mediante la liberación de hormonas o señales nerviosas, lo hará saber al resto de los órganos.