El Instituto Mexicano del Seguro Social exhortó a identificar esta condición en familiares para iniciar un tratamiento mínimo de seis meses.
La depresión en el adulto mayor suele presentarse cuando la calidad de vida disminuye y ya no pueden realizar sus actividades de manera normal, aunado a que tiene síntomas no corregidos, como los malestares crónicos. Esta condición la presenta 40 por ciento de este sector de la población, detalló el geriatra del Hospital de Especialidades de San José, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla, Hugo González Gómez.
Subrayó que otro de los factores, es la pérdida de un ser querido, como la pareja o los hijos. Incluso suele afectar en mayor escala a los varones. “En los hombres es más difícil que los puedan superar, porque carecen de una red de apoyo, como amigos o familia, pues toda la vida se la pasaron alejados del hogar, y se debe tener vigilancia porque la depresión los puede llevar a un desenlace fatal”, afirmó.
Enlistó algunos de los síntomas que podrían ser un indicativo de que el adulto mayor tiene depresión: descuido en su higiene personal, mucho tiempo dormido que no pueda dormir, no quiere comer, falta de placer en las actividades, no desea salir y pocas relaciones sociales y familiares. Ante estos signos, lo indispensable es que se acuda con el médico familiar, quien podría determinar otras condiciones o derivar con un geriatra.
Refirió que en el IMSS cuenta con los tratamientos necesarios para tratar esta condición. En primera instancia, se les hace una medición con la escala de la depresión geriátrica, que consta de cinco preguntas simples y que, dependiendo de las respuestas, llega hasta las 15. Una vez que se detecta se da un tratamiento mínimo de seis meses, en donde se pide el apoyo de la familia.
El especialista del Seguro Social recomendó que, aunado al tratamiento, la familia ayude a que el adulto mayor se involucre en actividades sociales y físicas, y a que se reactiven las relaciones familiares.