La farmacéutica solicitará pronto a las autoridades sanitarias estadounidenses y del resto del mundo que autoricen su uso.
Merck & Co. dijo el viernes que su pastilla experimental para el COVID-19 redujo las hospitalizaciones y los decesos a casi la mitad entre personas infectadas recientemente de coronavirus. La farmacéutica solicitará pronto a las autoridades sanitarias estadounidenses y del resto del mundo que autoricen su uso.
Si lo consigue, el fármaco de Merck será la primera píldora creada para tratar el COVID-19, un posible gran avance en la lucha contra la pandemia. Todas las terapias contra la enfermedad autorizadas ahora en Estados Unidos requieren una vía intravenosa o una inyección.
Según Merck y su socio Ridgeback Biotherapeutics, los primeros resultados mostraron que los pacientes que recibieron el medicamento, llamado molnupiravir, en los cinco días posteriores a mostrar síntomas tenían una tasa de hospitalización casi un 50% menor que quienes recibieron el placebo. En el estudio participaron 775 adultos con síntomas leves o moderados de COVID-19 que estaban considerados de alto riesgo para desarrollar un cuadro grave por problemas de salud previos como obesidad, diabetes o enfermedades cardiacas.
Entre los que tomaron molnupiravir, el 7,3% fueron hospitalizados o fallecieron al cabo de 30 días, frente al 14,1% del grupo de control. En el primer grupo no se reportaron decesos tras ese periodo, frente a los ocho del segundo, explicó Merck. Los resultados fueron publicados por la farmacéutica y no han sido revisados. Merck dijo que tiene previsto presentarlos en un congreso médico.
Un grupo de expertos independientes que monitoreó el ensayo recomendó pararlo antes de tiempo por la solidez de sus resultados provisionales. Ejecutivos de la empresa dijeron que están en conversaciones con la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos y esperan presentar los datos para su revisión en los próximos días.
Los dos grupos que participaron en el estudio reportaron efectos secundarios, pero éstos fueron ligeramente más habituales entre quienes recibieron el placebo. La farmacéutica no explicó cuáles fueron estos problemas.
Estudios previos mostraron que el fármaco no ayudaba a quienes ya habían sido hospitalizados con casos graves de COVID-19.