La inflamación dolorosa es la respuesta inmune del cuerpo a las toxinas.


Con el tiempo, también puede desencadenar enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, diabetes, enfermedad de Alzheimer e incluso depresión. Hay muchas formas de tratar y controlar el dolor crónico.

Sin embargo, uno de los enfoques más interesantes y completamente natural, es adoptar una dieta antiinflamatoria debido a que las otras opciones para controlar el dolor no siempre funcionan, muchos pacientes no se benefician de los bloqueos neurales (nervios), y la terapia con medicamentos a menudo conduce a efectos secundarios no deseados como pérdida de memoria, somnolencia y confusión.

Ante este panorama y en el marco del día mundial de la alimentación (16 de octubre) y día mundial contra el dolor (17 de octubre) Cleveland Clinic presenta tres pautas básicas de dieta que pueden ayudar tanto a una alimentación saludable como también a disminuir el dolor crónico y reducir o eliminar la inflamación por medio de la misma.

Comer el arcoíris: consumir entre ocho y nueve porciones de verduras cada día; y si se desea se puede incluir un par de frutas. Las verduras crucíferas como el brócoli, las coles de Bruselas, el repollo y la coliflor son las mejores.

Restringir los lácteos y granos: comer productos lácteos en cantidades limitadas. Al elegir granos, es preferible mantenerse alejado de los carbohidratos simples con azúcar refinada y optar por granos enteros, como cebada, trigo sarraceno, avena, quinua, arroz integral, centeno, espelta y trigo.

Evitar la carne roja: comer carne roja como dos veces al año o con muy poca frecuencia y en su lugar incluir el pescado como «carne» o el pollo que se considera neutral y no tan dañino aunque no es beneficioso en el sentido antiinflamatorio.

Los pacientes que siguen dietas veganas o mediterráneas han visto un cambio completo en sus síntomas de dolor, de acuerdo con el informe del especialista en manejo del dolor en Cleveland Clinic, el doctor William Welches.

La investigación muestra que la dieta debería ser una parte integral de un programa de manejo del dolor, especialmente a medida que los pacientes envejecen, indicó el Dr. Welches. «Una dieta vegana o mediterránea, o una alimentación más saludable inspirada en estas dietas, puede controlar los niveles de insulina y colesterol teniendo como consecuencia la reducción de la inflamación, la cual es la culpable del dolor» abundó el especialista.

La investigación también muestra que una dieta antiinflamatoria puede aliviar la fibromialgia y los síntomas de dolor crónico. Es vital entender que es la dieta en conjunto y no los alimentos individuales lo que controla la inflamación. «Aunque no hay alimentos mágicos, poner la combinación correcta de alimentos en su dieta puede producir resultados notables» concluyó el Dr. Welches.

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