Advierten que el ritmo de fallecimientos va en aumento. Sólo en la primera mitad de junio fueron asesinados 29 policías, que representan la quinta parte del total acumulado en el año.

El estado de Puebla suma 8 policías asesinados entre enero a junio de 2018, cifra que se alcanzó con el homicidio de seis elementos municipales en Amozoc a manos de presuntos huachicoleros, el viernes pasado. Con esto, la entidad se colocó por encima de  Chihuahua y Tamaulipas (con antecedentes altos de violencia) en agresiones a personal de seguridad pública, de acuerdo a un recuento elaborado por la organización «Causa en Común», que este lunes condenó el ataque contra los uniformados poblanos, caso que tipificó como «muy grave».

La organización Causa Común difundió hoy el registro hemerográfico donde apunta que en 2018 han muerto 161 policías adscritos a corporaciones de los tres órdenes de gobierno, además de un desplegado firmado por esta por organización civil a la que se adhirieron diferentes agrupaciones como el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO); Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS); Barra Mexicana Colegio de Abogados; Corporación Euro Americana de Seguridad CEAS México; Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios; Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia IMDHD; Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal; Instituto para la Seguridad y la Democracia; Insyde; Integradora de Participación Ciudadana; International Crime Prevention Through Enviromental Design, ICPTED México; entre decenas más.

En el desplegado se remarca lo siguiente: «Como en la mayoría de los homicidios dolosos que se cometen en nuestro país, sus muertes se convierten en estadística, sin que existan consecuencias. Cada asesinato en nuestro país representa una tragedia, pero resulta particularmente ominoso que las autoridades permanezcan inmóviles frente al asesinato de aquellos que tienen encomendada la seguridad de la ciudadanía. Exigimos por tanto que los gobiernos federal y locales se coloquen a la altura de su mandato y empleen todas sus capacidades para dignificar la función policial, para mejorar sueldos y prestaciones, para brindar la capacitación mínima indispensable a todos y todas las policías, y para asegurar que cuenten con las condiciones materiales y de equipamiento que les permitan realizar sus funciones. ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para que en el país se ponga en marcha un verdadero programa nacional de desarrollo policial?».

LOS MUERTOS DE PUEBLA

Con la ejecución del policía Roberto Ortega Padilla de 62 años en Zacatlán registrada el pasado 8 de marzo, de Francisco Antonio de 35 años en Cupiaxtla el 14 de junio,  y la ejecución de los seis elementos de seguridad municipal en la junta auxiliar de Chachapa, el estado de Puebla entra al circuito de estados considerados con una situación “muy grave” por el registro de policías asesinados.

La organización alertó que el ritmo de fallecimientos va en aumento. Sólo en la primera mitad de junio fueron asesinados 29 policías, que representan la quinta parte del total acumulado en el año. Por el número de homicidios, destacan Guanajuato con 25, Jalisco 19, Guerrero 19, Veracruz con 17 y el estado de México 15, entidades que representan el 60% de los casos.

El colectivo calificó de “muy grave” es la situación que impera en la Ciudad de México, San Luis Potosí con 10 elementos asesinados, Chihuahua con 7 y Puebla con 8 en lo que va del año. Este lunes, la organización Causa en Común denunció un aumento en el registro de asesinatos en contra de policías, exigió a las autoridades castigar a los autores de estos crímenes.

Con la advertencia “Se acumulan los asesinatos de policías” el posicionamiento de Causa Común insistió en que la demanda nacional para colocar la defensa de los derechos humanos como altísima prioridad de gobiernos y sociedad debe convertirse también en la defensa de quienes integran nuestras fuerzas de seguridad. Reporta que como en la mayoría de los homicidios dolosos que se cometen en nuestro país, sus muertes se convierten en estadística, sin que existan consecuencias.

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