El inmueble religioso se ha deteriorado más por las inclemencias del tiempo; sin embargo, hasta el momento, el INAH no ha decidido si debe ser derruido o reconstruido

Con apenas mil 200 habitantes, Atzala vivió el año pasado la peor tragedia de sus casi 500 años de historia, cuando murieron 11 personas aplastadas por la estructura principal del templo de Santiago como consecuencia del sismo del año pasado.

A un año de distancia, el inmueble religioso se ha deteriorado más por las inclemencias del tiempo; sin embargo, hasta el momento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no ha decidido si debe ser derruido o reconstruido, aunque prácticamente toda la gente de la zona considera que debe desaparecer, porque representa un peligro para el pueblo, pero sobre todo porque hace recordar que ahí, frente al altar, pereció casi una docena de paisanos que participa en el ritual de un bautizo.

En entrevista, el presidente municipal, Alberto Ramos Moran, recuerda que ese día del terremoto estaba en Puebla para realizar trámite ante el gobierno estatal, que tras enterarse de lo sucedido, regresó a su comunidad para encontrar a hombres, mujeres y niños sacando los cadáveres, los cuales quedaron tendido en el atrio.

De acuerdo con el alcalde, en este municipio de unas 400 viviendas, 40 tuvieron daños por el movimiento telúrico, de las cuales la mitad quedó calificada en pérdida total; sin embargo, admite que hasta los más afectados se solidarizaron con los deudos, sobre todo con Graciano Villanueva, quien perdió a su esposa, dos hijas y dos nietas; «él se salvó porque ese día se fue a trabajar al campo», refiere.

Agustina Ayala es nuera de Graciano Villanueva y considera que «ha sido muy difícil» este primer año, «más por mi suego, que fue el que quedó solo (…), ha estado muy triste, muy enojón, a veces no quiere comer».

Desde su punto de vista, no queda más que dejarle al tiempo que cierre heridas, que llegue la resignación y que, de una vez por todas, mejore el estado de ánimo de este hombre de más de 60 años de edad, quien físicamente se ha deteriorado en los últimos 12 meses.

Ante el aniversario de ese sismo, la mujer que atiende una miscelánea, revela que tienen previsto un novenario en la casa, además de levantar las cruces de su suegra, cuñadas y sobrinos, cuyas tumbas quedaron juntas en el Panteón Municipal, donde han crecido flores diferentes a las que hay en los alrededores.

El comisionado para la Reconstrucción, Eugenio Mora Salgado, reconoce que no hay plan definido para el templo de Atzala, por lo que podrían pasar dos o tres años para que el INAH tome una decisión al respecto.

A la fecha, de los 621 templos afectados por el temblor, 568 ya han sido conciliados con la aseguradora, de los cuales 118 obras están terminadas, otras 290 están en proceso y el resto están pendientes.

Mientras las autoridades deciden si derruyen o reconstruyen el templo, en el atrio se ha levantado una capilla, donde los vecinos de Atzala pueden rezar por las víctimas y porque no vuelva a suceder otra tragedia.

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