El pontífice acusa al sistema económico dominante de causar la pobreza mundial, y provee su punto de vista sobre el problema migratorio y demográfico en Europa.
El capitalismo es un sistema económico «salvaje» que conduce a la humanidad poco a poco hacia una catástrofe.
Así lo afirmó el papa Francisco en entrevista con Jordi Évole, presentador del programa ‘Salvados’ de la cadena española La Sexta.
«Cada vez hay menos ricos con mucha plata y cada vez hay más pobres con muy poca plata», lamentó el pontífice luego de aseverar que considera al capitalismo como el causante de la pobreza mundial.
«El capitalismo, concebido así como salvaje […] la economía de mercado, si es social, puede andar, pero lo que no anda es el mundo de las finanzas», aclaró Francisco, precisando que en ese ámbito es donde se crean las «guerras por la posesión de las riquezas».
El papa, no obstante, negó considerarse a sí mismo como anticapitalista, sino que abogó por lo que llamó un «capitalismo sano».
«La doctrina social de la Iglesia no condena formas, sean más para el capitalismo o más para el socialismo, que sean objetivas, justas», elaboró.
Europa y la migración Francisco, hijo de emigrante, afirma además sentir «mucho dolor» porque la migración de las personas que buscan alejarse de la creciente pobreza se ha encontrado de frente con puertas cerradas en varias partes del mundo, un rechazo que contradice la reciprocidad estipulada en la Biblia.
En el caso específico de la Unión Europea, el papa destaca algunos puntos en los que las restricciones migratorias de ese bloque incluso contradicen la propia historia del continente europeo.
«[Europa] se olvidó cuando después de las guerras sus hijos iban a golpear las puertas de América […] y nos olvidamos que Europa está hecha de inmigrantes», recordó.
Por otra parte, el pontífice hace hincapié en que países como Turquía, Líbano y Jordania albergan a millones de personas que no fueron acogidas como refugiados en el Viejo Continente, algo que también va en contra de sus propias necesidades, pues su población envejece y las tasas de nacimiento son muy bajas. «
[Europa] como que se ha ensimismado […] estamos viviendo un invierno demográfico grave», acotó el papa.