Eso repercute directamente en las parroquias, y en la cuota para apoyar al obispado que no ha percibido esos ingresos en los meses de la pandemia.
La pandemia por COVID-19 golpeó la economía de la iglesia católica, pues parroquias y capellanías registraron un desplome de hasta el 70 por ciento en ingresos a estos centros religiosos, esto derivado del cierre de los templos, la suspensión de las misas y celebraciones religiosas.
Al respecto, el coordinador de la Comisión Diocesana Covid-19, Ranulfo Rojas Bretón mencionó que las 84 parroquias y 14 capellanías no registran el mismo porcentaje de ingresos en los últimos mes tres meses del año debido a las restricciones que existen por la alerta sanitaria por Coronavirus, aunque se han mantenido las misas de difuntos y acción de gracias pero con menos cantidad de personas.
Esa situación también provocó un daño en los ingresos del Obispado, ya que la iglesia sugirió no aportar los apoyos correspondientes a los meses de abril, mayo y junio para no dañar más la situación económica de las parroquias y capellanías.
En cuanto a las personas que trabajan en las parroquias como secretarias, jardineros, cocineras, personal de mantenimiento, sacristanes, entre otros, continúan con sus puestos en algunos de los casos con sueldos al 25 por ciento, otros con días salteados de trabajo, además enviaron a descansar a las personas de los grupos de riesgo como son adultos mayores, mujeres embarazadas, y personas con padecimientos crónico–degenerativos.
“Los sacerdotes y los vicarios han tenido que estar pagando esos sueldos, insumos, suministros, servicios y si tienen obras en los templos se han tenido que frenar, y eso ha dependido de una buena administración, de un ahorro, muchas son las maneras, todavía en algunas parroquias se han permitido las celebraciones entre semana, de difunto, de acción de gracias con poca participación de fieles o por transmisión, y hay fieles que han estado pagando sus intenciones. Creo que de la administración que se tenía hacia febrero a marzo los ingresos han caído en un 60 y 70 por ciento”, declaró Rojas Bretón.
Recordó que las iglesias son instituciones y también tiene personal, servicios de mantenimiento, necesitan insumos, además de manutención, cuyos recursos surgen de los ingresos por los servicios religiosos por celebraciones de XV Años, bodas, presentaciones, bautizos, etcétera, las cuales se han cancelado por los efectos de la pandemia.
Por lo que ahora depende de la creatividad y los ahorros que tengan los párrocos para poder enfrentar los compromisos mensuales de servicios, mantenimiento y personal.