Tres de los seis Ceresos de Puebla tuvieron calificaciones reprobatorias en garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad.

Los tres centros penitenciarios de Tlaxcala obtuvieron calificaciones aprobatorias en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2020 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el contexto de la pandemia, no fue así para los seis centros penitenciarios de Puebla.

De acuerdo con el informe solo el Centro de Reinserción Social de Tlaxcala obtuvo una calificación de 7.8, mientras que el Centro Femenil de Reinserción Social de Tlaxcala y el Centro de Reinserción Social de Apizaco tuvieron 8.3 y 8.20 puntos en la evaluación anual.

La CNDH evaluó cinco aspectos relacionados con la integridad de las personas privadas de la libertad, estancia digna, condiciones de gobernabilidad, reinserción social y mecanismos para atender a poblaciones específicas como mujeres con hijos, adultos mayores, adictos y diversidad sexual.

Pese a las calificaciones positivas, los tres centros de Tlaxcala comparten deficiencias que van del reducido número de personal de seguridad, programas contra las adicciones o, en el caso del centro femenil, poca disponibilidad para atender a madres con hijos.

En el Centro de Reinserción Social de Apizaco la CNDH detectó que no existen vías para la remisión de quejas por probables violaciones de derechos humanos, el personal de seguridad es insuficiente y hay una inadecuada clasificación de los presos.

En el Centro Femenil de Reinserción Social de Tlaxcala no hay materiales para la higiene interna y externa de las presas y sus familiares y no existen mecanismo de atención de mujeres con hijos, además de que son insuficientes los programas para la desintoxicación voluntaria y contra las adicciones.

Sin embargo, las mayores deficiencias para garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad se encontraron en el Centro de Reinserción Social de Tlaxcala, donde no existen materiales ni instrumentos adecuados de higiene y el personal de seguridad no es suficiente.

En el Cereso de Tlaxcala la CNDH advierte que el déficit de elementos de seguridad podría provocar la falta de gobernabilidad en una centro donde además hay una deficiente separación entre procesados y sentenciados, una inadecuada clasificación de los presos y falta de actividades deportivas o culturales.

En general, durante 2020, año de la pandemia, las cárceles de Tlaxcala tuvieron una mejora anual en aspectos como distribuir mejor a la población privada de la libertada en tiempos de pandemia y en equilibrar el número de personas de acuerdo a la capacidad de los centros.

Entre los aspectos positivos, destacan las medidas preventivas de violaciones de derechos humanos y atención en casos de detección, la aplicación de programas para la prevención y atención de la violencia entre los internos y la supervisión del titular de los penales.

De panzazo o reprobados Ceresos de Puebla: deficiencias en los servicios de salud.

Tres de los seis Ceresos de Puebla tuvieron calificaciones reprobatorias en garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad. Se trata de los centros de reinserción social de Acatlán de Osorio con una calificación de 5.29, de Huauchinango con 5.24 y Zacatlán con 5.76.

Con calificaciones medias se encuentran el Centro de Reinserción Social de Tehuacán con 6.63, de Tecamachalco con 6.61 y de Tetela de Ocampo con 6.12 puntos de 10.

En los tres centros con calificaciones reprobatorias destacan las deficiencias en los servicios de salud en el contexto de la pandemia, hacinamiento, deficiente separación entre hombres y mujeres, sobrepoblación, deficiencias en la alimentación e ingobernabilidad.

Otra constante es la falta de programas de ayuda para las mujeres con hijos menores de edad en las cárceles, no existen materiales de higiene lo que la CNDH consideró vulnera el derecho a la salud en tiempos de pandemia.

No hay una correcta separación entre personas privadas de la libertada procesadas y sentenciadas, no hay actividades físicas, culturales o sociales y hay deficiencia en la atención de los grupos vulnerables.

La CNDH destaca que los Ceresos cumplen solo con aspectos básicos importantes enfocados más en la seguridad interna que en aspectos de derechos humanos esenciales, por ejemplo, existen programas para prevenir la violencia y los sobornos, pago de piso y una atención especial para presos indígenas, con VIH/SIDA o personas con discapacidad.

Pese a esas mejoras, los Centros de Puebla fallan en al menos cuatro de los cinco aspectos evaluados para garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad.