Vecinos que se acercan a su monasterio, les brindan apoyo alimentario y algunos han pagado servicio médico y medicinas.
La congregación de las Madres Clarisas Capuchinas, en Boca del Río, ya sufrió los estragos que está dejando la pandemia de Covid-19 y en el convento hay al menos seis monjas que están aisladas por sospecha de infección.
Una de las religiosas falleció la semana anterior debido a complicaciones de salud que se combinaron con el coronavirus.
Bertha Molina Corro, quien en este momento está a cargo del convento, explicó que la cuarentena ha sido difícil para su congregación debido a la propagación de la enfermedad. Refirió que ellas asisten a enfermos y necesitados, por lo que no duda que así haya iniciado el contagio, por el contacto con el exterior en sus labores humanitarias.
«No tienen idea de lo que se vive, mucha gente ignora los malestares, pero cuando los vivimos comprendemos que es real. Es poner los pies en la tierra y el corazón hacia el cielo», dijo.
Indicó que vecinos que se acercan a su monasterio, les brindan apoyo alimentario y algunos han pagado servicio médico y medicinas; les brindan productos para limpieza y que de este modo mantengan limpios sus espacios.
Las religiosas que permanecen en el convento, ya fueron revisadas médicamente y la instrucción fue que permanecieran aisladas, sin necesidad de acudir a un hospital si su condición no cambia abruptamente.
Aseguró que la recomendación de los médicos que les atienden es que consigan trajes especiales y caretas, para evitar más contagios en el interior con el resto de las religiosas.