En Puebla existen expresiones de grupos feministas trans excluyentes que llaman a marchas separatistas, alerta Natalie Hernández de Cafis.

Históricamente las personas trans han sido discriminadas, sin embargo la violencia hacia este sector está invisibilizada, pues la mayoría de agresiones en su contra no llegan a medios de comunicación, ni son especificados en las estadísticas oficiales.

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A propósito de las agresiones recientes a una mujer trans en Guadalajara, el escenario de violencia en Puebla a este sector es similar o más grave, pues en 2020 el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia (CCSJ) de Puebla identificó dos casos de probables transfeminicidios y tres intentos de asesinatos en contra de mujeres trans.

Sobre estos casos, Samantha Páez Guzmán, directora de Análisis de la Violencia de Género Mediática y Digital del CCSJ refiere que en 2019 no se detectaron agresiones contra mujeres trans, lo que dijo debe ser una “alerta” pues la violencia hacia ellas podría no ser visible.

Sin embargo en 2020 en Puebla y Atlixco ocurrieron sendos asesinatos de mujeres trans, mientras que en Tehuacán y Tepeojuma tres mujeres trans fueron agredidas.

Sobre el caso de Tepeojuma, resaltó que las víctimas eran dos mujeres trabajadoras sexuales que además fueron discriminadas, pues los policías municipales que atendieron el llamado de emergencia se negaron a solicitarles una ambulancia para que recibieran atención médica.

Refirió que el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio detectó que el 44% de las 209 víctimas de “crímenes de odio” eran mujeres trans.

Asimismo, consideró que para tener un pulso adecuado sobre la violencia en contra de las personas trans las estadísticas oficiales de delitos deben precisar las identidades de género para conocer las tendencias.

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Por separado, Natalie Hernández Arias, directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social (Cafis), especializada en feminismo y violencia de género, señaló que la responsabilidad de las militantes feministas es desmantelar las propuestas que no apuestan por la igualdad y que reproducen discursos transfóbicos.

Desde su perspectiva, el feminismo debe estar en constante construcción y es una corresponsabilidad entender las formas en que cada una puede reproducir la violencia contra otras poblaciones y no sólo contra las mujeres cis o biológicas.

“Es terrible (lo ocurrido en Guadalajara) y es importante reconocer que desde muchos discursos feministas se están reproduciendo estas formas de violencia contra mujeres trans y otras poblaciones porque también hay clasismo y racismo”, acotó.



Consideró que es necesario que feministas se sumen a la lucha por la erradicación de la transfobia y hacer visible que esta población –además de no tener acceso a sus derechos básicos– sigue siendo estigmatizada y que la violencia en su contra sigue reproduciéndose de formas sutiles.

Señaló que en Puebla también existen expresiones de grupos feministas trans excluyentes que llaman a marchas separatistas para excluir a mujeres trans y otras identidades de género, quienes argumentan que un espacio sólo de mujeres es seguro, aunque en realidad generan más violencia contra otras mujeres.

“No amplificar las voces de quienes producen transfobia y discriminación, reconocer la lucha de las poblaciones trans y apostar a que el movimiento feminista se cuestione que estas prácticas no deben ser toleradas. La transfobia se debe combatir” concluyó.

El pasado sábado 13 de noviembre, una mujer trans y su novia cis fueron víctimas de un grupo de feministas radicales transodiantes en Guadalajara, quienes les impidieron el paso a un espacio público y las golpearon en repetidas ocasiones.

Megan una mujer cis en silla de ruedas y su novia trans acudieron a un bazar feminista en un parque, pero las organizadoras les exigieron que se retirarán, pues recalcaron que era una acción separatista.

Al no permitir la violación a sus derechos, Megan y su pareja comenzaron a ser agredidas física y verbalmente; en las imágenes compartidas en redes sociales se observa que las feministas incluso usaron un bat de béisbol y jalonearon la silla de ruedas con la intención de tirarla.

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