El paso del tiempo y la acelerada urbanización de la zona, permitió que comenzaran la construcción de la línea 2 del Metro que le dio nombre a la estación Portales.
Los inicios de la colonia Portales se remontan a la construcción de la Hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales; y de ahí el nombre.
Esta hacienda perteneció, al general Manuel Sánchez de Tagle, pero en 1888 lo adquirió Francisco Cravioto Gallardo, quien se asoció con Herbert P. Lewis para fraccionar los terrenos y así trazar manzanas, calles y parques.
La hacienda permitió colocar a la Portales en el mapa, ya que por los terrenos transitaban mercancías y productos destinados a la venta y consumo de las localidades vecinas, lo que permitió que la colonia creciera.
Con el tiempo, la colonia Portales fue perdiendo su producción ganadera y, con la construcción de nuevas casas y fraccionamientos, inició un proceso de urbanización con la que se construyeron escuelas, clínicas, parques y el mercado que fue fundado en 1957.
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Además de su tradicional mercado, la Portales también alberga un mercado de pulgas y los llamados ayateros, quienes por más de 70 años han vendido antigüedades; de hecho, este mercado fue uno de los más visitados por el cronista y escritor, Carlos Monsiváis.
Con el paso del tiempo, y por la acelerada urbanización de la zona, comenzaron la construcción de la línea 2 del Metro que le dio nombre a la estación Portales. Las nomenclaturas de sus calles hacen referencia a países de Europa y Asia, así como a algunas capitales. Otras calles hacen referencia a lugares de México como Altamira, Ajusco o Necaxa.
Una de las características que conserva la colonia Portales son los negocios familiares que se han mantenido con el tiempo y que ya son indispensables de esta zona que ha sabido sobrevivir a la gran urbe que es la Ciudad de México.