El sarape o jorongo es una prenda de vestir masculina que porta el hombre de campo para cubrirse de la lluvia y el frío, atuendo proveniente de la ciudad de Saltillo.
Hay prendas de todo tipo, de diferente material textil, y característico tanto para mujeres como para hombres; hoy vamos a citar a tres de ellas, de origen mexicano y que aún se siguen utilizando, son prendas necesarias en época de frío o simplemente como un accesorio en nuestra vestimenta.
El sarape o jorongo es una prenda de vestir masculina que porta el hombre de campo para cubrirse de la lluvia y el frío, es un atuendo considerado mexicano proveniente de la ciudad de Saltillo y que semeja al poncho utilizado en la región andina.
Es la prenda de gran tradición en el sur, centro y norte de México, a quien se le adjudica la denominación, aunque tiene reminiscencias de su origen en la época colonial de la Nueva España, es un diseño sincretizado con motivos prehispánicos e ibéricos, se fabrica con fibra de algodón o lana de oveja, el hilo es de múltiples colores y los diseños son únicos; dentro de los motivos están las grecas, las herraduras de caballo o figuras zoomorfas.
Frazada, manta o cobija son nombres para una prenda textil de abrigo usada para proteger del frío, y en especial para arroparse mientras se duerme. Se diferencian de los edredones, colchas, sábanas y otros cobertores o cubrecamas por su grosor. Por lo general se fabrican con forma alargada y rectangular.
También forma parte de diversos trajes regionales de distintos países. Su uso específico a lo largo de la historia en el comercio y la guerra la ha asociado como prenda complementaria en el oficio de los arrieros y aguadores y en la impedimenta de las caballerías.
Un chal, es una prenda de vestir femenina más larga que ancha y que se echa sobre los hombros.
El chal es un complemento de uso principalmente femenino que se sitúa sobre los hombros y parcialmente los brazos. Se utiliza como prenda de abrigo y como elemento de adorno. Su origen se remonta al menos hasta la antigua Asiria (s. XIX a. C.), desde donde se difundió por Oriente Medio, Indostán, etc.
En occidente, su uso se remonta al siglo XVIII, cuando los soldados de los imperios coloniales británico y francés lo trajeron de las Indias Orientales. En el siglo XIX fue muy popular el modelo adornado con motivos de diseño de cachemir y aún hoy se lleva tanto como prenda doméstica como para acudir a fiestas y eventos.