Armando Fuentes Aguirre, Catón, reúne algunas de las reflexiones sobre Dios, la eternidad y el alma que lo han convertido en uno de los columnistas más leídos y queridos de México.

Los hombres siempre han mostrado inquietud por temas trascendentales, como puede ser lo que hay después de la muerte o sobre la fuente que creó el mundo que habita, por lo que intentar respuestas a partir de palabras amables, veraces y empáticas, surgidas de la experiencia, es una enorme oportunidad para reencontrar lo mejor que vive en cada persona.

Eso es precisamente lo que ocurre con Teologías para ateos, publicado en el sello Diana, donde Armando Fuentes Aguirre, Catón, reúne algunas de las reflexiones sobre Dios, la eternidad y el alma que lo han convertido en uno de los columnistas más leídos y queridos de México.

Sus lectores habituales y quienes apenas lo descubran encontrarán las entrañables historias de la creación del mundo y la sabiduría de personajes como San Virila, el padre Soárez y Jean Cusset, entre otros, cuyas anécdotas resultan una caricia para el espíritu y una luz de positivismo en un mundo cuya realidad abruma o atemoriza.

“Yo simpatizo mucho con los que creen en Dios, porque están muy bien acompañados; pero simpatizo más con los que no creen en Él, porque a veces deben sentirse muy solos”, escribe el autor.

“El creyente, aunque no pueda saber si aquello en lo que cree existe verdaderamente, tiene un asidero: la oración. Puede ser acción de gracias o voz callada de la desesperación, pero ahí está siempre”.

Y es así, tal y como Catón ha habituado a sus miles de lectores, como en historias aparentemente sencillas se halla una motivación para reflexionar y generar un espacio propicio para ser una mejor versión, alguien empático con quienes están alrededor, entendiendo que no es necesario ser iguales, porque en las diferencias hay una enorme riqueza.

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