La primera ópera de un compositor nacional fue presentada en los escenarios del México independiente hace 160 años.
Luego de concluir el rescate de Catalina de Guisa, ópera de Cenobio Paniagua (1821-1882), la soprano Verónica Murúa programó el estreno contemporáneo del montaje para el 27 de abril, en el Foro José Luis Ibáñez del Anexo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Considerada la primera ópera de un compositor nacional que fue presentada en los escenarios del México independiente, Catalina de Guisa vio la luz hace 160 años, el 29 de septiembre de 1859, y según los materiales de la época, se convirtió en un hito en la historia de la música mexicana del siglo XIX, detalló Murúa en entrevista con Excélsior.
Luego de su estreno se repondrá los días el 3, 7 y 9 de mayo, en el Teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura.
Para esta recuperación la soprano requirió dos años de trabajo, la colaboración de la investigadora Áurea Maya y la exploración del archivo Zevallos Paniagua, depositado en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim).
Murúa comentó que esta ópera fue llevada a varias ciudades del México del siglo XIX, hasta la muerte del compositor en 1882, y desde entonces no volvió a ser representada.
“La trama aborda una historia de amor y celos donde se cuenta la rivalidad entre el duque de Guisa y el conde de San Negrino, quien se enamora de Catalina, esposa del duque”.
Entonces el duque trama un ardid para matar al conde y castigar a Catalina. Al final, el conde y el primo de Catalina, que también está enamorado de ella, muere en un duelo y la parte conservadora triunfa.
Sin embargo, “la historia sucede en un contexto político muy concreto y se ubica en la época de la poderosa familia Médici, donde la fracción católica intenta aceptar a los hugonotes y la parte conservadora, recalcitrante, rechaza a los protestantes y genera una guerra de poder, explica la soprano mexicana.
Y aquí lo interesante sería saber: ¿por qué Paniagua eligió este libreto?”, apunta la intérprete.
«No sé, pero hay que aclarar que Paniagua compuso la ópera en 1845 y pudo estrenarla en 1859. En ese momento abordaron las Leyes de Reforma. Así que no sabemos si él quiso hacer una declaración de la fracción conservadora. Lo que es un hecho es que la historia está totalmente inclinada a que triunfa lo conservador, lo tradicional y las buenas maneras, la familia y el castigo a la mujer por ser infiel”, añadió.
Sobre Paniagua hay pocos datos, pero Murúa explica que fue un compositor de música eclesiástica, de música de cámara, autor de dos óperas y una zarzuela. “Pero la importancia de Catalina de Guisa es que se trata de la primera ópera de un compositor mexicano que logró ver la luz en el teatro.
Es cierto que para entonces ya había intentos de composiciones, pero nunca lograron estrenarse”, dijo. Estoy convencida de que la calidad de Catalina de Guisa fue lo que hizo que sí se pudiera estrenar.
Quizá fue una suma de factores”. Antes de este estreno, apuntó Murúa, la producción operística en México estuvo dominada por el mercado italiano y francés, así que no había composiciones mexicanas en los teatros nacionales.
¿Cómo definiría a Cenobio Paniagua?, se le pregunta a la también investigadora.
“Es un excelente compositor y en sus obras se nota el conocimiento armónico y melódico, así como la inteligencia con la que escribe para las voces; es un músico bien formado que nació en Tlalpujahua, Michoacán, poco después de consumarse la Independencia, el 2 de octubre de 1821”.
Tiempo después se mudó a Morelia, donde tocó en las orquestas locales y luego a Toluca, siempre auspiciado por su tío Eusebio Vázquez.
“Como compositor creció a la par de un país que buscaba consolidarse y su labor musical no se limitó a componer óperas, tenía un campo de acción amplio”.
Por ejemplo, la enseñanza a través de una academia particular en la Ciudad de México, la participación como instrumentista en la orquesta de la Catedral de México y la conformación de una compañía de ópera formada por músicos nacionales, que fue la primera en México con ese carácter.
Pero a partir del estreno de esta ópera, un grupo de compositores mexicanos, entre ellos Melesio Morales, inició su producción dentro del género lírico”, puntualizó.
Murúa explica que los manuscritos musicales que se conservan de la obra (la versión para canto y piano y el tercer acto para canto y orquesta) son parte del Archivo Zevallos Paniagua.
La edición musical estuvo a cargo de Murúa, Áurea Maya y Abelardo Olivera, tanto en su versión para canto y piano como el tercer acto orquestal.
Y para el caso del primero y segundo, la orquestación fue hecha por alumnos de la Facultad de Música, dirigidos por María Granillo y Gabriela Ortiz.