El estado de Tlaxcala es la región con el menor registro de sonidos en la Fonoteca Nacional, con un total de 35 archivos.
Los corridos de Tlaxco, el aleteo de aves en las faldas de La Malinche y el gluglutear de los guajolotes, son parte de los 35 sonidos de Tlaxcala que conforman el mapa sonoro de la entidad en la Fonoteca Nacional, un proyecto que busca trazar la geografía sonora del país para dejar testimonio de los sonidos que probablemente en muchos años ya no existan.
Se trata de un proyecto abierto en el que cada poblador puede enviar o subir los sonidos característicos de la región, sobre todo los que estén relacionados con la identidad de los pueblos, la fauna, la flora, el ajetreo en el mercado de Tlaxcala o los hornos de los alfareros de San Pablo del Monte.
La cartografía tlaxcalteca apenas cuenta con 35 sonidos; entre ellos, destacan los sonidos del guajolote y el zumbido que emite cuando se esponja, el agua de la cascada de Atlihuetzia, los corridos de Tlaxco, la música folklórica tlaxcalteca y los helados de don Adrián.
No se puede dejar de pensar que el proyecto tiene aires futuristas: ¿Cómo nos escucharán en más de 50 años? ¿Aún existirán los guajolotes y las campanas de la iglesia de Amaxac.
Sin embargo, Tlaxcala es el estado con el menor número de sonidos subido a la plataforma, aunque la región centro es la que concentra el mayor número de sonidos, sobre todo la Ciudad de México con su metro y la ciudad inmensa.
En el norte son pocos los sonidos subidos al Mapa Sonoro, aunque destacan los zumbidos de los tambores rarámuris y las flautas de carrizo de los Tarahumaras.
Otra de las ventajas que destaca el proyecto es que permite la geolocalización exacta donde el sonido fue grabado: ahí se ve a la cascada, cayendo sobre el riachuelo de Atlihuetzia.
El mapa sonoro se puede ver en: https://bit.ly/3EnrQz6