Si conocemos a algún profesional de la salud, ayudémoslo. No olvidemos que no son héroes, sino soldados librando una batalla.
Más allá de todas las teorías que circulan en redes, de las frases motivacionales, de las lecciones de resilencia, la verdadera lucha contra la pandemia se encuentra en los hospitales y la libran tanto médicos, como enfermer@s, auxiliares, administrativos, intendencia y todo aquel que se dedica al área de la salud. Sabemos que en nuestro país, sobre todo en el sector público, los profesionales de la salud se han enfrentado a carencias hace muchos años pero habían tenido de enfrentar a un enemigo como el COVID, que conforme más se conoce, se dimensiona su peligrosidad.
Les quiero compartir estas palabras que me hicieron llegar y que comparto con permiso pero desde el anonimato: “Son muchas cosas las que están pasando alrededor y son esas mismas, las que activaron la inspiración… cuando trato de responder ¿cómo me siento? Me cuesta trabajo dar una sola respuesta, me siento con temor, con impotencia, con enojo, creo que son demasiados sentimientos, tantos, que dudo que alguien los pueda describir y creo que también por eso nadie lo hace a mi alrededor. Mis compañeros prefieren no hablar, se siente mucha incertidumbre porque no sabes qué va pasar, tratas de seguir trabajando normal porque el trabajo ahí sigue y hasta parece que hubiera más… después te avisan que 3 médicos a los que viste hace como 2 semanas bien, dieron positivo… un amigo te pide localizar a una amiga en CDMX hace 4 días y empiezas a mover tus contactos viejos allá y mientras tanto, te enteras de que hoy falleció una persona joven, con solo 39 años, que es uno de nosotros, que es de nuestra generación, aunque no la conozcas pero sabes que era cercana a un amigo… saber que a tu amigo lo están poniendo a ver adultos COVID cuando no es su especialidad y que en algún momento, tú puedes estar en la misma situación, enfrentándote a éste enemigo invisible, que no da tregua. Volviendo a los doctores que dieron positivo, en teoría nunca estuvieron en contacto directo con los pacientes COVID, estuvieron haciendo sus labores normales, lo cual implica que inevitablemente pienses si uno se está poniendo en peligro sin saberlo y en cierta forma comienzas a trabajar desde un modo paranoico, al pensar que quizás estamos atendiendo pacientes asintomáticos sin toda la protección adecuada. No puedes evitar pensar en toda la gente que está afuera, como si nada pasara, sin tomar precauciones o pensando que nada les va a suceder. ¿Sentimientos? Todos, concluyo pensando que no es el mejor momento para ser medico, la verdad.
El objetivo de compartirles lo que está sucediendo en el interior de los hospitales, no es con la finalidad de generar miedo, sino de despertar la conciencia de que la pandemia es real y que como dije anteriormente, no se están enfrentando a ello, héroes con súper poderes, sino seres humanos con los mismos miedos e incertidumbres que cualquier persona. Que tristemente tienen que estar ocultando muchas veces su profesión, para no ser agredidos en éste país que pareciera que no entiende cómo funcionan las pandemias y que no sabe de responsabilidad social, cuya idiosincrasia hace más sencillo creer en las cadenas de WhatsApp que informarse seriamente sobre la situación en el mundo y cuya ignorancia va costar mucho dolor.
Sabemos que no todos podemos permanecer en casa, pero salgamos para lo indispensable, para que aquellas personas que tienen que hacerlo de manera forzosa, lo hagan con menos riesgo. Seamos más solidarios con las personas que lo necesitan y seamos sobretodo responsables como sociedad, entendiendo que todo esto no se trata de la supervivencia del más fuerte, sino de la protección del más débil.
Desde éste espacio, quiero reconocer la gran labor que realizan los profesionales de la salud y todos aquellos que hacen posible el funcionamiento de los hospitales, tanto públicos como privados, que se están enfrentando a éste enemigo tan peligroso con los apoyos emocionales mínimos y con los recursos materiales tan escasos. Si conocemos a algún profesional de la salud, ayudémoslo en lo que nos sea posible, desde la escucha activa, hasta la ayuda práctica, no olvidemos que no son héroes, sino soldados librando una batalla para la que no estaban preparados.
Espero que lo anterior les haya sido de utilidad y les recuerdo que esperamos sus comentarios o aportaciones a través de nuestras redes sociales.
¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.