¿Por qué ésta generación es de cristal? Si bien tiene múltiples causas, hay factores bien identificados que influyen en formar individuos tan frágiles.

En los últimos días se ha vivido un acalorado debate en redes sociales sobre lo acontecido en el ITAM y que ha puesto sobre la mesa el papel del estrés, en el desarrollo de trastornos mentales o incluso como causa de suicidio, porque al menos en redes sociales, se adjudica la responsabilidad de los suicidios acontecidos entre los alumnos de dicha institución, a las exigencias de la misma.

A partir de dicho debate, se empezó a usar el hashtag #MartiresDeStarbucks y se encendió la polémica y los reclamos entre generaciones, es por ello que quiero aprovechar este espacio para clarificar algunos puntos sobre la generación Z, llamada también de Cristal, que incluye a los nacidos entre los años 1995 y 2010.

La llamada generación Z se caracteriza por ser nativos digitales por su dominio de la tecnología, que a su vez los mantiene constantemente conectados y al pendiente de las redes sociales, que se convierten en sus escaparates favoritos y les impiden desarrolle otro tipo de habilidades. Se caracterizan por su búsqueda constante de información, por su pensamiento crítico y preocupación ecológica, pero también tienen poca tolerancia a la frustración por la inmediatez que les proporciona la tecnología y por la gran prevalencia de ansiedad y depresión.

Todo lo anterior influyó para que se diera en ellos un fenómeno digno de estudio, cuyas bases las sentaron en 2015 en el ensayo The coddling of the american mind (Las malcriadas mentes norteamericanas) el abogado experto en libertad de expresión Greg Lukianoff y el influyente psicólogo Jonathan Haidt, al alertar que los campus universitarios de Estados Unidos se estaban llenando de estudiantes extremadamente frágiles emocionalmente, que se ofendían con facilidad y tan intolerantes, que al enfrentarse a alguien con ideas o creencias opuestas a las suyas, podían llegar incluso a la violencia física, con tal de acallarlos. Eso comenzó a suceder a partir de 2013, cuando la generación Z comenzó a llegar a la universidad y a partir de entonces, esta tendencia va a la alta en todo el mundo y para comprobarlo, tan solo basta con recordar las reacciones en redes sociales con las protestas feministas, el famoso #TeBuscamosKaren o el reciente #MartiresDeStarbucks que ponen de manifiesto la fragilidad, intolerancia y violencia observada por Lukianoff y Haidt.

¿Por qué ésta generación es de cristal? Si bien tiene múltiples causas y es resultado de diversos movimientos sociales y culturales a lo largo del tiempo, hay factores bien identificados que influyen ampliamente en formar individuos tan frágiles.

La sobreprotección, que ha llevado a los jóvenes a convencerse de que todo evento difícil va a generar un trauma que causará una herida que nunca sanará y que los lleva a vivir como verdaderas tragedias, cada evento desagradable de sus vidas por lo que están en constante búsqueda de protección. Sin embargo el esconderse de todo aquello que les ocasiona incomodidad, resulta contraproducente porque necesitamos del estrés para fortalecernos.

El razonamiento emocional, que prima las emociones sobre la razón y hace que no se puedan juzgar los eventos desde la objetividad, sino desde lo que les hace sentir. Es por ello, que una simple broma puede desatar un caos porque lo que importa no es la intención, sino el cómo les hace sentir y si les ofende, podemos esperar una respuesta violenta de su parte. No se está trabajando en entender y manejar las emociones, sino en actuar por impulso, en romper, golpear o insultar cuando se sienten enojados.
El tribalismo, que consiste en agruparse con aquellos que consideran parecidos y rechazar a los demás, dándoles además un tinte de guerra entre «buenos» y «malos» que termina por agruparlos en burbujas dadas por la preferencia sexual, género, etc. Lo que desata la fantasía de villanos y víctimas que constantemente vemos en redes sociales y que resulta tan perjudicial para una sociedad sumida en la violencia, como la nuestra.

Entendamos que la generación de cristal fue criada por adultos que les hicieron ver que el mundo está lleno de peligros pero no les enseñé cómo afrontarlos, por lo que el repunte de enfermedades mentales y suicidio aparece como una consecuencia lógica a la dificultad para adaptarse y manejar sus emociones. La gran leccion que aprendemos, es que no se puede preparar el camino para los niños, sino que son ellos los que deben prepararse para el camino, aprendiendo a enfrentar las dificultades y fortaleciéndose con cada una de ellas.

Espero que lo anterior les haya sido de utilidad para entender las reacciones de estos jóvenes y si ustedes son padres de algún integrante de la generación Z, comprándalo y ayúdelo a desarrollar habilidades para enfrentarse a la adversidad.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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