¿Cómo podemos reconocer los micromachismos?. Conoce aquí los 4 tipos de esta conducta

En los días pasados se hizo viral el video de un conocido político “regañando” a su esposa por mostrar “de más” y las redes sociales se inundaron rápidamente con comentarios que reprobaban lo sucedido e incluso se creó el hashtag #YoEnseñoLoQueQuiero como protesta ante la actitud machista del político, sin embargo la reflexión viene de que son acciones muy comunes que siguen normalizando la violencia hacia la mujer.

¿Qué es el micromachismo? Según el psiquiatra y psicoterapeuta Luis Bonino Méndez, que ha dedicado casi 40 años a la promoción de la erradicación de la violencia a la mujer, se refiere a las prácticas de violencia en la vida cotidiana, que pueden llegar a ser muy sutiles pero reflejan y perpetúan las actitudes machistas y se denominan como “micro” porque se encuentran al limite de la evidencia y por ello resultan casi imperceptibles.

¿Son actitudes de hombres violentos?

No siempre es así, pues muchos de estos comportamientos incluso son inconscientes y carecen de mala voluntad, porque son resultado de la construcción de la masculinidad y sus hábitos de reacción hacia las mujeres.

¿Cómo podemos reconocer los micromachismos?

Se pueden clasificar en 4 tipos:

Utilitarios. Se dan principalmente en el ámbito doméstico y responden a la naturalización del trabajo de la mujer como cuidadora del hogar, como si fuera la única responsable. Por ejemplo, cuando un hombre ayuda a la mujer a limpiar la casa o a cuidar a los hijos.

Encubiertos. Son aquellos en los que el hombre hace uso de las verdades masculinas para manipular a la mujer y coartar sus deseos a través de dobles mensajes que pueden generar culpa. Por ejemplo, lo ocurrido con Samuel García que le da un mensaje de “cuidado” a su esposa al pedirle que no enseñe la pierna, agregando que se casó con ella para que sólo el la pueda ver. La reacción que tiene ella al bajar pierna y disculparse, es muestra de lo confuso que puede resultar un mensaje así.

De crisis. Se muestran cuando la mujer adquiere más poder, haciendo que el del hombre disminuya y para volver a inclinar la balanza en favor de hombre, aparecen las manipulaciones a través del control, el victimismo, la lástima o el falso apoyo. Por ejemplo cuando una mujer gana más que el hombre, él puede reprochar la falta de tiempo o cuidado para hacerla sentir culpable y muchas veces, presionarla a dejar de lado sus metas para cuidar a su familia.

Coercitivos. Se basan en el uso de la fuerza moral, psíquica o económica del hombre para ejercer su poder y limitar la libertad de la mujer. Por ejemplo, cuando un hombre necesita tiempo de ocio y lo toma sin procurarlo para ella, cuando ambos llegan de trabajar y él descansa mientras ella prepara la cena, generando una desigualdad en el bienestar psicoemocional al estar la mujer encargada de más tareas y menos tiempo libre.

Cómo podemos ver, se trata de perpetuar el poder en el hombre a través del excesivo reconocimiento por tareas que no suelen ser tomadas en cuenta cuando las realiza una mujer, como cuidar a los hijos que convierte a los hombres en “súper papás” y a las mujeres en “mamás” simplemente y que están muy extendidas en la sociedad, que participa sin darse cuenta en seguir dando dicho poder al hombre, como en los restaurantes que al llevar la cuenta, se la dan al hombre asumiendo que es quien tiene el poder económico.

El micromachismo está presente también en expresiones que demeritan a las mujeres como “corres como nena” o en bromas misóginas sobre “madres luchonas” y causa que la violencia a la mujer que normalice a tal punto, que no se vea.

Los efectos de los micromachismos en las mujeres, van desde baja autoestima, falta de seguridad, agotamiento, impotencia, malestar e irritabilidad, hasta parálisis de su desarrollo personal. En el caso de los hombres, provoca falsas creencias de superioridad, afirmación de su identidad masculina sustentada en la aparente inferioridad de una mujer, lo que le puede provocar mucha inseguridad si la mujer se empodera, así como desinterés por las necesidades de las mujeres.

Es tarea de todos, promover relaciones más equitativas entre hombres y mujeres pues no podemos pasar por alto que todos estos comportamientos, que promueven el poder masculino a través de la subordinación de la mujer están dados y avalados por la sociedad que los sigue perpetuando. Debemos aspirar a una sociedad, donde hombres y mujeres nos desarrollemos a la par, enriqueciéndonos a través de nuestras diferencias.

Espero que lo anterior, nos ayude a reflexionar sobre nuestras creencias y ser más conscientes de las conductas que puedan estar violentando a las mujeres, aunque no surjan con esa intención. Tenemos que crecer como sociedad y eso será posible, cuando nos veamos como aliados y no como rivales a vencer.

Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales y nos gustaría saber ¿qué micromachismos pueden identificar?

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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