En 2018 pidió a la sociedad no votar por los partidos aliados al morenovallismo, exigió el voto de castigo para PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que lideraban Por Puebla al Frente.

Nadie puede poner en tela de juicio la calidad académica y la honorabilidad de Enrique Cárdenas Sánchez.

Tengo casi tres décadas en el periodismo y nunca he escuchado ni leído como tampoco visto algo que ponga en duda su honestidad y preparación.

Esta opinión personal es compartida con ciento o miles de poblanos, quienes han empezado a hacer comentarios positivos en torno a su persona.

Sin embargo, en la política, el exrector de la Universidad de las Américas-Puebla (Udlap), debe admitir que es incongruente.

Para empezar, nadie olvida que hace casi un año, Cárdenas Sánchez reveló que Andrés Manuel López Obrador ya le había dicho que él y sólo él sería el candidato a gobernador de Puebla.

A Luis Miguel Barbosa Huerta y otros no les gustó el comentario. El entonces senador dijo que aceptaría las decisiones de Morena.

La misma declaración se replicó en otros entes políticos. Pero, faltaba la encuesta, la cual sorprendió a todos; incluso, al exdirector del Centro de Estudios Espinoza Yglesias.

Peor, cuando los resultados no le confirmaron su postulación y perfilaron a Barbosa Huerta, a bote pronto, se dijo engañado y desde la tribuna, se notó la novatez.

Más, para esas fechas, ya había advertido que la promoción de su persona no era mal vista fuera del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Por el contrario, parecía que solo, solito podía contender y ganar las elecciones.

Y promovió su candidatura independiente.

Criticó los candidatos legislativos y si bien hizo moverse al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en esta materia, al final no logró conseguir el número de apoyos ciudadanos suficientes para aparecer en la boleto.

De esta manera, señaló que esos obstáculos construidos por el Congreso local habían sido ordenados por el exgobernador Rafael Moreno Valle.

Sin papel que desempeñar en los comicios, Enrique Cárdenas retomó la crítica contra el exmandatario y junto con Gabriel Hinojosa y otros personajes de la sociedad civil conformaron la agrupación Sumamos.

Desde esta trinchera, pidió a la sociedad no votar por los partidos aliados al morenovallismo, exigió el voto de castigo para PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que lideraban Por Puebla al Frente, junto con los institutos locales Pactos Social de Integración y Compromiso por Puebla.

La razón: bloquear la participación ciudadana en los procesos electorales.

Consideró que violaron sus compromisos democráticos. 

“Hacemos un llamado a la sociedad para activarse de manera que no se emitan votos por esos candidatos, sin importar su perfil, ya que es la mejor forma que tenemos da cobrarle un precio a quien se ha burlado de la democracia y a los partidos que se prestaron a la maniobra”, dijo en aquel entonces.

Esta semana, Cárdenas Sánchez calificó de generosos a esos partidos por promover su postulación, y olvidó el pasado reciente de cada uno.

¿Por qué?

Por la misma razón que cuando supuestamente López Obrador le dijo que era su gallo: le conviene.

Me hizo recordar el refrán: “justicia sí; pero en los bueyes de mi compadre”.

Adicionalmente, yo me preguntaría, pensemos que Cárdenas gana la elección, que se convierte en gobernador.

Cómo pregunté en Twitter: ¿Abrirá las cuentas de Rafael Moreno Valle? ¿Reportará el tamaño real de la deuda heredada por el exmandatario, incluidos PPS y APP?

Si encuentra actos de corrupción, ¿los denunciará y promoverá denuncias contra los funcionarios involucrados, muchos de ellos panistas?

Hay muchas más interrogantes.

Por ejemplo: ¿en su gabinete habrá morenovallistas, panistas que acompañaron a Moreno Valle o algunos que también lo hicieron con Martha Erika Alonso, o cuando tome posesión se olvidará de los partidos?

Por otra parte, ¿estos partidos ya midieron las consecuencias que puede traer para su militancia y para las instituciones que Cárdenas llegue a la gubernatura?

Imagínese que en sus primeros 100 días acusa irregularidades en las gestiones de Moreno Valle y hasta de José Antonio Gali Fayad.

Porque no hay que olvidar que el exrector ha sido un crítico del sistema. Y podemos seguir.

Quizá por eso no veía muy contento a Gabriel Hinojosa; su cara no mostraba felicidad plena.

Quiza recordó: el fin justifica los medios. Y eso, al exalcalde, no le gusta.

Y recuerde: Nadie es completamente bueno ni completamente malo.

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