Martha Erika Alonso tendrá que escuchar a la gente, a todos los sectores, incluso a sus críticos más acérrimos, de no hacerlo, pondrá un freno enorme a su administración y los avances no llegarán
Martha Erika Alonso Hidalgo será gobernadora de Puebla, el próximo viernes.
No sólo será la primera mujer que ocupará este cargo en la historia del estado, también podría convertirse en la primera persona en rendir protesta ante el Tribunal Superior de Justicia, tras la reforma aprobada por la LIX Legislatura, la anterior, la que contaba con mayoría panista y aliados.
¿Y por qué? Porque los legisladores de Juntos Haremos Historia amenazaron el pasado lunes con una suspensión de actividades. Condicionaron este paro a que la mandataria electa se sentara a la mesa de las negociaciones.
Este martes, cambiaron el discurso y ofrecieron a Alonso Hidalgo una sesión respetuosa; en tanto, en el equipo de la gobernadora electa ya empezaron a repartir invitaciones para la ceremonia prevista en el Auditorio de la Reforma.
No cabe duda que la sociedad poblana está polarizada.
Lo vemos en redes sociales. Lo vemos en las calles.
En cualquier plática, pero llevar esta división a terrenos institucionales es muy peligroso. Y, sin duda, daña la imagen de unos y otros.
Tan sólo recordemos lo sucedido en 2006, cuando Felipe Calderón se convirtió en presidente de México. Tuvieron que pasar 12 años para que Andrés Manuel López Obrador consiguiera su objetivo, después de ser limpiada su imagen de esos bloqueos en Paseo de la Reforma y su decisión de declararse Presidente Legítimo.
Es que en esa ocasión hubo fraude, me dirá usted. Pues ahora, dicen también que hubo fraude, le contesto.
En los dos casos, la autoridad emitió sendos fallos y pese a las protestas, uno se colocó la banda presidencial y otra está a punto de volver a Casa Puebla.
El Congreso local tiene que asumir una posición institucional. La sociedad ya lo demanda, el primer paso los dieron el Consorcio Universitario y los organismo empresariales con su desplegado de este martes A Martha Erika le toca, sin duda, legitimar su administración.
Y ahí creo que el ganador será Puebla.
Porque tendrá que elaborar un proyecto ambicioso para empujar a Puebla a otros escenarios.
Tendrá que escuchar a la gente, a todos los sectores, incluso a sus críticos más acérrimos-
De no hacerlo, pondrá un freno enorme a su administración y los avances no llegarán nunca.
De hacerlo, de demostrar que ella manda y que nada tiene que ver el senador Rafael Moreno Valle, su esposo, permitirá a la sociedad creer en ella y en sus proyectos.
Por el bien de Puebla, que este escenario Sui génesis, pero democrático; extraordinario, alejado de lo tradicional, quizá nos lleve a conocer los que significa la división de poderes y vivir quizá en el modelo previsto por los constituyentes, vivir en una Puebla cercana a ese sueño que tuvieron a principios del siglo pasado.
Y recuerden: Nadie es completamente bueno, ni completamente malo