Padres y madres exigieron la remoción de la directora Verónica Palacios y acusan a Juriana Angulo y a Mónica Sevilla por jaloneos, gritos y otras agresiones
Al denunciar que niñas y niños inscritos en el Centro de Atención Infantil (CAI) del gobierno de Tlaxcala han sido víctimas de maltrato y otras agresiones por parte de trabajadoras, padres y madres de familia solicitaron la remoción de la directora, Verónica Palacios de la Cruz, ante su omisión y no mostrar iniciativa e interés para garantizar el libre y sano desarrollo de los infantes.
Acusan que Palacios de la Cruz ha ignorado de manera deliberada las quejas y solicitudes por parte de los padres de familia.
Por ello, mediante un oficio dirigido a la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, al Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF) y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), acusaron como responsable de la Sala Maternal 2 a Juriana Angulo Flores, por ejercer actos violentos contra niñas y niños con gritos, jaloneos, golpes y otro tipo de agresiones físicas; además de Mónica Sevilla Flores, responsable de la sala, quien también ha actuado de manera negligente.
Los inconformes exigieron evaluar el desempeño de las funciones de las Direcciones y áreas administrativas para prevenir este tipo de agresiones, omisiones y actos constitutivos de discriminación y promover el trabajo conjunto con las autoridades para coadyuvar en la generación de acciones que mejoren la calidad de la educación.
Además, demandaron que las personas encargadas del cuidado y resguardo de niñas y niños deben contar con los estudios, conocimientos actualizados, habilidades emocionales, sociales, pedagógicas, y la experiencia necesaria para realizar su labor de manera cabal y eficiente.
Acusaron a las trabajadoras de no llevar una debida higiene de los estudiantes, además de ejercer presión física y psicológica en los procesos de desarrollo de habilidades, así como una alimentación inadecuada, ya que las dietas incumplen con los requerimientos nutricionales sugeridos y acordes a los aspectos fisiológicos.
En consecuencia de todas estas anomalías, los alumnos del CAI han presentado visibles reacciones negativas como llanto continuo y cambios en su comportamiento al entrar y salir de la institución.
«El área de enfermería ha condicionado la estancia de los menores en el Centro con argumentos empíricos -sin contar con profesionales de la salud certificados o especialistas- con base en la condición física de los menores”, señalan. Sin embargo, se han presentado certificados médicos que avalan la aptitud de los niños para asistir a clases, indicaron también en el documento.