Se debe mantener un horario regular para acostarse y levantarse, recomendó Ulises Jiménez Correa, académico de la FM de la UNAM; También realizar actividad física por la mañana y respetar los horarios de alimentación.


El insomnio es otra de las consecuencias de la contingencia sanitaria por COVID-19 y el distanciamiento social. Las personas no se levantan a la hora acostumbrada para llegar a la escuela o al trabajo, han disminuido su actividad física, toman siestas durante el día y pasan más tiempo con dispositivos electrónicos que emiten luz brillante y afectan el sueño, afirmó Ulises Jiménez Correa, investigador de la Clínica de Trastornos del Sueño, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Dormir bien es importante para estar tranquilos durante el día, pero ahora se está desfasando nuestro ciclo de sueño; además, no ver a los amigos y disminuir las actividades psicosociales –escuela, trabajo, deporte– genera estrés, y ver en exceso noticias sobre la pandemia hace que nos sintamos ansiosos, lo cual contribuye al insomnio, agregó.

A ello se suman otros trastornos como las parasomnias: sonambulismo, rechinar de dientes u orinarse dormidos, que se exacerban poco a poco al estar ansiosos, como ocurre en este periodo de cuarentena, expuso.

Para evitarlo, es necesario procurar seguir con nuestros hábitos: acostarnos y levantarnos a la hora acostumbrada y cubrir las siete horas promedio de sueño, en el caso de adultos sanos; en cuanto a los niños, se debe vigilar que duerman bien para evitar que al día siguiente estén irritables y alteren la convivencia familiar, recomendó.

También sugirió hacer actividad física por la mañana, mantener los horarios de alimentación, y si se toma una siesta, que sea temprano y no por más de 20 minutos. Para llevar de la mejor manera la permanencia en casa, el también integrante de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sueño, recomendó limitar la exposición a las noticias para no tener una carga emocional negativa.

Asimismo, evitar la estimulación luminosa brillante de los dispositivos electrónicos antes de ir a la cama, pues no permiten que produzcamos melatonina, sustancia necesaria para empezar a dormir.

Otra sugerencia es tener contacto social virtual para disminuir el estrés. “Si bien no podemos visitar a nuestros seres queridos, sí se pueden hacer videollamadas o videoconferencias para saber cómo están y conversar”. De igual manera, pidió evitar el consumo de tabaco, más cuando la epidemia por la que atravesamos es por una enfermedad respiratoria.

A quienes presentaban problemas de insomnio antes de la contingencia, el universitario sugirió ver la posibilidad de acudir a consultas psiquiátricas para que los apoyen con fármacos para dormir, “pero de ninguna manera automedicarse, incrementar las dosis de medicamentos o combinarlos con bebidas alcohólicas”.

“Todos estamos un poco estresados por el confinamiento, pero tarde o temprano regresaremos a nuestra vida normal y por ahora hacemos mucho cuidándonos, alimentándonos bien e hidratándonos”, concluyó el académico de la UNAM.