La ruta que ha recorrido el senador de Morena Alejandro Armenta hacia las puertas de 2024 para buscar convertirse en gobernador de Puebla, ha sido larga y, como todas las historias de esfuerzo, está pavimentada de aprendizajes y ha atravesado también, al lado de las sonrisas, noches amargas y frías. Nada le ha resultado fácil en su historia de vida. La clave ha estado en no rendirse.
Alejandro suele recordar en sus discursos, que lleva más de tres décadas recorriendo el estado y yendo al encuentro con la gente. También que sus cargos han sido siempre logrados a través del examen de la democracia.
Efectivamente, así ha sido, al grado que su actual elección, con un rotundo triunfo en las mediciones, la Encuesta Madre y las espejo, por paliza en el concentrado de los atributos, no ha dejado duda de que su cercanía con los poblanos y las poblanas es genuina.
El tamaño de la solidez de la precandidatura de Alejandro Armenta pasó, incluso, la tremenda prueba de soportar el embate de casi mil millones de pesos, que se utilizaron para intentar bajarlo, sin ningún éxito. Un gasto obsceno en un país y una entidad con tantas carencias.
Debe ser también muy satisfactorio para el proceso democrático del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que el dinero no haya podido comprar una candidatura ni haya menoscabado la voluntad de los ciudadanos.
Con esas virtudes y esas credenciales, el senador morenista va de nuevo, ahora, al encuentro con los y las ciudadanas del estado de Puebla, ungido con una solidez moral, sin ninguna duda, acerca de lo genuino de su postulación.
Pasar por encima de favoritos, cercanías artificiales y un descomunal gasto, y aun así ser el verdadero representante de la Cuarta Transformación (4T), vaya que tiene un mérito.
Han pasado más de tres décadas desde que Alejandro fue por primera vez presidente municipal a los 21 años; el niño aquel, que conoció la inmensa tristeza de la orfandad materna a los nueve años, se propuso y cursó, como adulto, con suficiencia, la indispensable escuela legislativa, que debieran tener todos los políticos: en el Congreso local, la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
Al igual que Miguel Barbosa, fue Alejandro Armenta presidente de la Cámara Alta, sin ser el favorito y a contra pronóstico.
El equipo de Morena y la presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo saben que es la mejor carta en Puebla y que su movimiento toma impulso definitivo con él hacia 2024, con una alta meta de llegar a los 2 millones de votos en la entidad.
Del otro lado, está el panista Eduardo Rivera, seguramente lamentando que no le hayan dejado al rival más débil.
Será una buena contienda constitucional.
También ha quedado muy claro que Sheinbaum Pardo tiene el bastón de mando. Los protagonistas están listos y 2024 por delante.
En unidad con humildad se construye la democracia. Les comparto el mensaje que expresé a la dirigencia nacional de mi @PartidoMorenaMx @mario_delgado@CitlaHM.
— Alejandro Armenta (@armentapuebla_) November 11, 2023
Respeto a mis compañeras y compañeros que participaron en el proceso interno; nuestra lealtad a la Dra. @Claudiashein. pic.twitter.com/XiG5YvnAoK
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Foto: Especial