En realidad, no se trata de defender al tricolor ni al derecho que tiene, como tercera fuerza natural, de presidir San Lázaro. Se trata de mirar a futuro.
Que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presida, finalmente y a partir de este 1 de septiembre, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, como tercera fuerza natural, no solamente es un tema de justicia y legalidad, como argumentan los priístas, sino también un asunto de decencia política, de gobernabilidad y de institucionalidad.
Esta determinación, que debe tomarse en las próximas horas, dejará también en el Congreso de la Unión un precedente para las siguientes legislaturas, que garantizará o anulará el genuino derecho de las minorías a encabezar los órganos de dirección parlamentaria.
Si las fuerzas y los líderes de Palacio Legislativo de San Lázaro ceden a las muy personales obsesiones del diputado petista José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, de encabezar los trabajos del último año de la actual LXIV Legislatura, se estaría sentando un terrible antecedente, aciago e histórico, de que se pueden romper los acuerdos y torcer -todavía más- el Reglamento Interno de la Cámara.
A esta hora, en la víspera de la votación que deberá celebrarse por cédula en el pleno, San Lázaro arde.
El sube y baja de diputados que ha generado el Partido del Trabajo (PT) y el perverso Noroña, para engordar artificialmente la bancada petista y disputarle al PRI la tercera fuerza, tiene convertida a esa sede, que se asienta en el otrora patio de maniobras de la estación de trenes, en un espacio de potencial y nefasta anarquía.
Es un absoluto desorden, en el que están en duda la legalidad, las reglas escritas y las no redactadas, tanto como el sentido común.
Hasta los diputados del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) han dado la espalda a su aliado el PT, por esta anarquía, en la que se empeñan.
Hay que recordar que, cuando el 1 de septiembre de 2018 comenzó la LXIV Legislatura, el PRI llegó con 47 curules, las que obtuvo en las urnas, por las vías de mayoría relativa y plurinominal.
Una diputada, neoleonesa Irma Terán Villalobos se enamoró y se casó con el coordinador de Encuentro Social (PES), Jorge Arturo Argüelles, y dejó su bancada de origen con 46 legisladores y legisladoras.
De cualquier forma, el PRI fue y sigue siendo la tercera fuerza natural, después de la primera, Morena, y la segunda, el Partido Acción Nacional (PAN), las que ya presidieron en el primero y segundo años, respectivamente, la Cámara Baja.
Al principio del actual ejercicio, el PT llegó con 29 curules, pero se le ha venido engordando de manera mañosa y artificial, sobre todo en los últimos días, para aspirar a disputarle al PRI esa posición.
Hasta la noche del domingo, el PT y el PRI estaban empatados en 46 curules y la mañana de este lunes se esperaban más movimientos en una y otra bancadas.
Sin embargo, hay una muy argumentada opinión de que, lo que debe contar para este caso, de acuerdo con el Reglamento de San Lázaro, es el lugar natural que se tenía, como fuerza legislativa, al principio de la legislatura.
Eso es lo legal y, entonces, la Mesa Directiva deberá ser para el PRI, lo que además es justo, pues el tricolor no se opuso y apoyó el derecho que, en su momento, tuvieron Morena y el PAN, de ocupar esa presidencia.
En realidad, no se trata de defender al tricolor ni al derecho que tiene, como tercera fuerza natural, de presidir San Lázaro.
Se trata de mirar a futuro.
Hay que recordar que, ni siquiera en la etapa del priato hegemónico, a las minorías se les negó la posibilidad de presidir la Cámara Baja y también el Senado.
De eso modo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en varias ocasiones desde la LVII Legislatura (1997-2000), estuvo algún año al frente de ese órgano del Congreso.
Hubo cortesía de los priístas más anacrónicos y recalcitrantes, ni siquiera estamos hablando de los más flexibles y “democráticos”, de ese tiempo.
Morena, porque en realidad es de esa bancada la decisión, no puede traicionar esta tradición política, de las pocas nobles que hay, pero tampoco puede torcer la ley.
Si no se cumplen los acuerdos hoy, entonces en el futuro ninguna minoría será respetada.
Además de que, puede el lopezobradorismo irse despidiendo de los acuerdos “de facto” con los priístas, en el marco de los procesos electorales que tienen cita con las urnas el próximo año.
Aún hay voces que se oponen a la antinatural alianza PRI-AN, pero una afrenta de esta magnitud no haría sino convencerlas de la pronta entrega a Acción Nacional, para esa gran alianza Anti-AMLO.
Se juega mucho en estas horas.