Hoy un personaje de mala fama pública y privada, de comportamiento patán y acusado al menos de cinco violaciones sexuales.
La tarde de este domingo, el candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, paseaba felizmente con su familia en el zócalo acapulqueño, con la brisa del malecón acariciándole el rostro, con el alma en paz y con el horizonte promisorio, como muy posible mandatario.
Así lo anunció en su cuenta de Facebook, con una imagen del momento: “Con mi familia rumbo al zócalo de Acapulco. Les deseamos un excelente domingo. ¡Abrazos a todas y todos!”
Es la tercera vez que “El Toro sin Cerca” busca el cargo. Ha sido a lo largo de los años un genuino luchador social, pero también es hoy un personaje de mala fama pública y privada, de comportamiento patán y acusado al menos de cinco violaciones sexuales.
Es muy distinto el Salgado Macedonio que en 1988 reclamaba por el “fraude en la elección presidencial” y, desde la tribuna de San Lázaro, cuando fue apodado “El Diputado Costales”, arrojó uno con boletas quemadas, al senador prepotente, sobrado de sí, del presente.
La noche antes de su paseo dominical de este 28 de febrero, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) lo libró de los procesos estatutarios en su contra, por violencia en razón de género, mala fama pública y violaciones sexuales.
Esa comisión del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que preside la poblana Ema Eloísa Vivanco Esquide, madre de la alcaldesa y activista feminista Claudia Rivera Vivanco, literalmente le lavó la cara.
En el documento de 108 páginas del expediente CNHJ-GRO-014/2021, al guerrerense no se le sanciona por ninguna de las acusaciones y se dejan intocados sus derechos partidistas.
Se pide solamente reponer el procedimiento, desde la valoración del perfil de los aspirantes, pero puede volver a competir.
Al respecto de la violencia en razón de género, la CNHJ determinó “infundados los agravios” contra Félix; sobre las presuntas violaciones sexuales, se declaró ese órgano sin “facultades para juzgar en materia penal”, además de que el senador con licencia “no se encuentra inhabilitado como servidor público ni tampoco existe antecedente penal en su contra”.
Y, finalmente, sobre su mala fama pública, la comisión determinó que “las pruebas documentales consisten solamente en diversas notas periodísticas”, por lo que fueron desestimadas.
El caso inexorablemente toca a las morenistas Vivanco, mamá e hija. Respecto de la presidenta municipal de la capital poblana, que este lunes solicitará licencia al cargo, de acuerdo con el diario 24 Horas Puebla, el asunto la raspa por su estridente activismo y porque, al no ser contundente al opinar sobre el caso, demuestra incongruencia. Un feminismo de impostura.
Por supuesto, a Claudia el caso Salgado Macedonio no le toca como autoridad; está fuera de su ámbito de responsabilidad partidista e incluso está lejos geográficamente.
Sin embargo, por su activismo de proclama y pancarta prontas, el hecho de no haberse pronunciado con contundencia, como acostumbra de todo y para todo, como sí lo hicieron feminista de Morena y otros partidos y ámbitos de la vida pública, la deja muy mal.
Las dos ocasiones que, en conferencias de prensa la semana pasada, le preguntaron sobre el tema, se escabulló en el “respeto” a las instancias y a las instituciones.
Para qué tanta pancarta y puño levantado, si cuando hizo falta una voz firme, a ella se le silenció la proclama.
Por el lado de Ema Eloísa Vivanco, está todavía sin respuesta la acusación de que no hubo equidad procesal en las comparecencias, entre las denunciantes y el denunciado. Y eso sí está en su ámbito directo de responsabilidad, porque preside la CNHJ.
La solidaridad de género se le acabó en este tema.
Sería terrible que toda la construcción de esta narrativa en Morena, para justificar y para amortizar la crítica contra el partido, el candidato y sus feministas impostoras, haya sido fríamente planeado y orquestado desde la CNHJ.
Eso sí sería una canallada.