Centramos la atención en las necesidades, dificultades y obstáculos que enfrentan niñas de todo el mundo y en cómo los gobiernos tienen mucho trabajo para garantizarles una vida digna.
Para contextualizar un poco, el 19 de diciembre de 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170 en la que declaraba el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de reconocer los derechos de las niñas y los problemas diversos que las niñas confrontan en todo el mundo.
Este día, centramos la atención en las necesidades, dificultades y obstáculos que enfrentan niñas de todo el mundo y en cómo los gobiernos tienen mucho trabajo por delante para garantizarles una vida digna y sin vulneraciones para poder desarrollarse plenamente, lo que obliga al abordaje de estas realidades de manera integral y totalmente libre de todo prejuicio o estereotipo social construidos por razones de género.
Las desigualdades en las que se mantiene a la gran mayoría de las niñas de todo el mundo, las coloca en situaciones graves de discriminación y violencias que son feminicidas y de tortura sexual, las cuales se han minimizado e incluso normalizado por el hecho de nacer mujeres y además por ser menores de edad; asignando con mayor facilidad estas imposiciones que terminan por quitarles la vida, a veces de manera simbólica, muchas veces de manera literal.
En México, como en todo el mundo, la violencia feminicida contra las mujeres y niñas ha alcanzado cifras realmente de horror, sin importar en qué espacio se lleve a cabo el ejercicio de la violencia está presente a lo largo de nuestras vidas desde el nacimiento, pues desde el espacio público, en la escuela, en el trabajo, en el ciberespacio, en la comunidad, en la política, en las instituciones y en el mismo hogar las mujeres corren el riesgo latente de ser asesinadas, violadas, explotadas, desaparecidas, obligadas a convertirse en madres sin desearlo.
Para mostrar la gravedad de estos contextos se han realizado algunos estudios en México con el apoyo de la misma Organización de la Naciones Unidas, que muestra además cómo se encuentra el marco normativo en la materia, así como el actuar de las instituciones y autoridades responsables de garantizar y proteger los derechos de las niñas, niños y adolescentes, además de los avances y retos que enfrentan las mismas.
En el estudio “Violencia y feminicidio de niñas y adolescentes en México” de ONU Mujeres de diciembre de 2018, muestra las violaciones a sus derechos humanos y los factores de riesgo que viven las niñas por razón de género, respecto de los niños; los cuales son desde un menor porcentaje de niñas menores de seis años que cuentan con un acta de nacimiento, respecto al porcentaje de los niños de la misma edad; niveles de analfabetismo donde prácticamente dos mujeres por cada varón viven en esta condición derivado de mandatos sociales y culturales que han favorecido el derecho a la educación a los hombres y donde el abandono escolar se presenta más en las niñas por causas como trabajo, realizar quehaceres en el hogar, inseguridad, discriminación, motivos familiares, falta de recursos económicos, embarazo y matrimonio infantil.
De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar (ENDIREH), los porcentajes de mujeres entre los 15 y 85 años que reportan haber sufrido violencia sexual durante su infancia por parte de un familiar son muy superiores a los reportados por violencia sexual ejercida por un no familiar; los datos de la ENDIREH señalan que hay mujeres cuya primera relación sexual fue durante su niñez y, a pesar de que la Encuesta indica que un porcentaje de ellas reportó haberlo hecho de manera consensuada, es fundamental precisar que, debido a la etapa de desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez en que se encuentran las niñas, no es posible hablar de consentimiento durante la niñez para mantener relaciones sexuales.
Por el contrario, se trata de una situación de violencia y, tal como se consigna en distintas disposiciones legales mexicanas, como el Código Penal Federal y la mayoría de los códigos penales estatales, toda relación sexual con personas menores de 15 años es equiparable a una violación; pero además, se mantiene la negativa para la posibilidad de interrumpir legalmente el embarazo producto de esta violación.
Además de ser víctimas indirectas a causa de los feminicidios en nuestro país, las niñas se han convertido ya en parte de estas pérdidas a causa de la violencia masculina, pues con base en cifras del Secretariado Ejecutivo del sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a mayo de 2019, 54 niñas menores de 17 años han sido víctimas de feminicidio, en promedio, 9.6 por mes, y con indignación hemos visto en los últimos meses cómo esta cifra aumenta y las autoridades no ven el feminicidio como un problema sistémico que amerite acciones estructurales y sistémicas para modificar de fondo estas condiciones.
De acuerdo con el estudio “Una visión de la violencia feminicida, infanticidio, homicidio y feminicidio infantil”, elaborado por el Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, la aplicación inadecuada de marcos jurídicos, el crimen organizado, las deficiencias en la aplicación de la alerta de género, la violencia familiar, entre otras cosas, han causado este incremento.
En términos de garantía de los derechos de las niñas no se ve concretizado un plan que involucre de manera integral la protección de las mujeres desde la etapa infantil, ni programas que lleven a la modificación de prejuicios e ideologías machistas que mantienen en estas condiciones a las niñas y que siguen normalizando socialmente las expresiones de violencia que viven todos los días; no podemos seguir siendo indiferentes con estas formas de tortura y violencia feminicida.