Hace como medio año, mató a un cachorro, al atropellarlo con su camioneta
Con perros que deambulan y descansan echados sobre el asfalto, que ladran a la menor provocación, que conviven mezclados entre los que tienen y no tienen casa, nadie imaginaría que en esta calle vive el «Mataperros» o también conocido como el «Matagatos», quien confiaba en haber dejado en el pasado estos motes, más una agurapación internacional lo ha sacado de los archivos para exigir justicia.
Juan Castillo Pérez es su nombre. Vive en el número 13 de la calle Los Pinos de San Lucas Atoyatenco, comunidad de este municipio localizado a media hora de la capital poblana. Hace más de cuatro años, publicó en su muro de Facebook videos y fotos que exhibían maltrato animal. El material audiovisual se hizo viral. No era para menos: unos canes colgaban de sus orejas en un tendedero; dos perros comían un gato y otro perro ganaba la batalla a un pequeño felino.
En ese entonces, organizaciones protectoras de animales y la sociedad en general exigieron a las autoridades detener a este obrero de una empresa de autopartes. El ayuntamiento investigó. Incluso hizo la inspección en el inmueble. Juan no estuvo. La entonces Procuraduría General de Justicia abrió una averiguación previa. La 1475 del 2013.
Con el escándalo a cuestas, escribió una carta para rechazar las imputaciones. Lo hice una vez, escribió en un supuesto comunicado. Pero esa vez fue suficiente para marcarlo toda la vida. Actualmente, la organización care2 está a punto de lograr la meta de 350 mil firmas para exigir castigo contra Castillo Pérez, quien es acusado de maltrato animalEn la planta alta de la casa de su padre, como lo hace desde hace cuatro años y antes, Juan vive con su esposa y dos hijas. Tiene hasta dos perros como mascotas, pese a que supuestamente tendría prohibido tener mascotasEn esta casa, Remedios platicó con el reportero. Según ella, inventaron puras mentiras a su marido. Por lo que pide que ya no abran este caso. Ya no quiere vivir lo que vivió. Lo recuerda bien. «Pues como toda persona, estaba preocupada por el familiar y preocupada por las amenazas por teléfono, todo eso». Es más, niega que su esposo haya aparecido en esos videos de maltrato animal
Decía su esposo había sido sólo una vez -le recordó el entrevistador a la mujer como de treinta y tantos años.
– Pues de hecho, ni una vez. Ni una primera, ni una segunda -aseguró ella.
Pero, entonces, ¿cómo se veía su esposo en video? -insistió.
– Ese no es mi esposo -remató.
Según Remedios, su esposo pagó una fianza, pero no sabe de cuánto. Aunque también recuerda un amparo. Lo que ella ya no quiere es escuchar eso de «mataperros» o «matagatos», pues si bien rechaza que haya marcado su matrimonio, no puede ocultar su animadversión cuando se le pregunta sobre el tema.
Entre los vecinos de la calle Los Pinos, hay quienes consideran que Juan es uraño y mal encarado; «por aquí en la calle, somo pocos lo que tenemos una buena relación con él, realmente es una persona que no cede a platicar con ella y un poco problemática», dice.
No falta quien lo acuse de prepotente; «son bien prepotentes, la verdad, porque incluso para pasarpor la calle no nos dejan pasar y eso es lo que nos molesta. Paran sus camionetas de los dos lados. Como tienen las casas esas, que ni son de ellos, no’más se las agarraron», a decir de Josefina Espinosa.
Pero, lo peor, quizá en la narración de esta historia, es que volvió a matar a un perro hace menos de medio año. No lo torturó; pero, tomó la calle con exceso de velocidad y las llantas de su camioneta acabaron con la vida de un cachorroMarilú Pérez recuerda que el cachorro, propiedad de su suegra, caminaba a su lado. Pero, Juan entró muy rápido con su camioneta; «le pasó una llanta y después la otra; le valió», cuenta la mujer.Para organizaciones protectoras de animales, el matagatos o el mataperros todavía debe pagar su deuda con la justicia, no sólo por el perro que mató este año, quizá, sólo quizá, imprudencialmente.