El afluente prácticamente no alberga vida, si acaso hay bacterias que son resistentes a antibióticos, revela científica de la UNAM.

Entre los resultados de los estudios que se han hecho para medir la calidad del río Zahuapan-Atoyac, revelan que el afluente arrastra más de 30 compuestos químicos, entre ellos “muchos que son cancerígenos” como el benceno, 1,3-butadieno, cloroformo, tolueno, además de metales pesados, por lo que es urgente que las autoridades de todos los niveles intervengan para resolver la grave contaminación del afluente que afecta la salud de las poblaciones aledañas.

Lo anterior lo dio a conocer la científica del Instituto de Investigaciones Biomédicas en el Departamento de Toxicología Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Regina Montero Montoya, quien lleva poco más de 16 años realizando estudios sobre la calidad del agua del río, así como en las comunidades aledañas al afluente como lo es el municipio de Tepetitla, Tlaxcala, donde el nivel de contaminación es grave.

En entrevista, la científica recordó que fue la Asociación Civil “Centro Fray Julián Garcés Derechos Humanos y Desarrollo Loca”, quien la invitó a estudiar el afluente, dados los casos de leucemia infantil y de púrpura trombocitopénica, en las localidades más cercanas al río, cuyos resultados fueron entregados a la asociación además hubo estudios del contenido del agua, que fueron presentados a autoridades locales, federales, al Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA), y en diferentes foros para denunciar que hay un grave problema de contaminación en el río Zahuapan-Atoyac, motivo por el cual prácticamente “no alberga vida”.

Se tomaron muestras del agua del río para probarlas en un organismo vivo, que para este caso fue un pez, entre los resultados “nos dimos cuenta que en este río no hay peces, no hay larvas, las larvas de insectos se mueren, lo único que hay probablemente sean bacterias, y se han hecho estudios con bacterias en Puebla y se ha encontrado que en el río hay bacterias que resisten antibióticos”, todas estas situaciones –dijo- son señales de alarma.

Incluso, comentó que en el ejercicio con el organismo vivo tuvieron que desagregar hasta 60 mil veces el agua del Zahuapan-Atoyac para poder obtener viabilidad en los embriones de los peces, es decir, para poder obtener probabilidades de vida.

Los resultados de los estudios y diagnósticos que se han realizado –apuntó- si se hubieran presentado en Europa, Estados Unidos o Canadá, sus gobiernos hubieran intervenido “para hacer algo”, pero desafortunadamente en México, “no pasó nada”.

Agregó que el problema es que los más de 30 compuestos químicos “muchos de ellos cancerígenos” que arrastra el afluente no se quedan en el río, “así como el agua se evapora y forma nubes también se evaporan los compuestos químicos y muchos de esos son muy volátiles, más que el agua, y entonces se van al aire, también el viento distribuye esos contaminantes a las comunidades que están pegadas al río no hay ni siquiera medio kilómetro de distancia con respecto al río”.

Entonces, continúo, esas “esas descargas diarias que tienen estos compuestos que se han estudiado y que se sabe que son agentes cancerígenos como el benceno, 1,3-butadieno, cloroformo se ha clasificado como posible cancerígeno, el tolueno, además de metales, toda esta mezcla se está convirtiendo letal para las poblaciones, todos sus habitantes están expuestos”.

Hace dos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a decir que la contaminación ambiental está matando a más gente en todo el mundo, que las personas que mueren por el consumo de cigarro, el sida, el zika y el ébola.

Regina Montero, dijo que ahora con la alerta de la OMS las autoridades están empezando a volver la mira al problema del río Zahuapan-Atoyac, pero las y los científicos desde hace 15 años pedían atención al problema, incluso “la gente de aquí lo estaba diciendo y las autoridades de salud no escucharon; ese es el problema, que las autoridades se tardan tanto tiempo en abrir los oídos y en reconocer el problema”.

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