Ayer concluyó el Octavario de Oración a Nuestra Señora de Ocotlán en el que participaron las Diócesis de Puebla, Tehuacán, Huajuapan, y Tlaxcala.

Al final del Octavario de Oración para pedir por la salud de los enfermos y por el fin de la pandemia, las Diócesis de Puebla, Huajuapan de León, Tehuacán y Tlaxcala se consagraron a la protección de Nuestra Señora de Ocotlán como un acto de confianza filial.

El acto de consagración lo emprendieron Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla; los obispos de Tehuacán y Tlaxcala, Gonzalo Alonso Calzada y Julio César Salcedo Aquino; y el vicario episcopal de Huajuapan de León, Rogelio Palpa Tapia, quienes pusieron en manos de la Virgen de Ocotlán a la Provincia Eclesiástica Angelopolitana, para que como en el año 1541 libre a su pueblo del virus que ahora aqueja a su pueblo por la COVID 19.

Fue en la celebración eucarística del domingo que se desarrolló a puerta cerrada en casa una de las Diócesis, y en el caso de Tlaxcala desde la Basílica de Ocotlán y que fueron transmitidas vía redes sociales, los obispos pidieron el fin de la emergencia sanitaria por Coronavirus que ha cobrado miles de vidas, ha afectado a millones de personas y dañado a las familias de todo el mundo.

«Una pandemia agobia no solo a nuestros pueblos sino al mundo entero; nos invade el dolor, la tristeza, la incertidumbre… muchos de tus hijos, madre, están enfermos y otros nos han dejado, por este motivo, tu pueblo, implora tu intercesión: «Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos».

Los representantes de la Provincia Eclesiástica Angelopolitana, exclamaron que «ante tanto dolor, sufrimiento, desempleo, pobreza, desorientación, temor, violencia, muerte, que nos hace sentir pequeños y frágiles, la provincia integrada por las Diócesis de Puebla, Tehuacán, Huajuapan, y Tlaxcala elevan su oración confiada y nos consagramos a ti, madre amorosa; ponemos bajo tu mirada a nuestros pueblos, especialmente a tus hijos más vulnerables, los ancianos, los niños, los enfermos, las mujeres embarazadas, los hermanos de los pueblos originarios, los migrantes, los que no tienen trabajo ni techo, los privados de su libertad, para que por tu intercesión nos alcances de tu hijo la salud y esperanza

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