Las que no buscan reflectores ni cargos ni prebendas, sólo condiciones democráticas, justicia y libertad.
¿Y las que ocupamos escenarios más privilegiados?
¿Y quienes tienen el poder de cambiar esos escenarios?
Pues habrá que gritar hasta cimbrar: ¡La lluvia morada no es una moda!, es un movimiento social emergente genuino el único en México.
La valentía de las mujeres, las de aquellas que ocupan un lugar en el anonimato, que enfrentan escenarios más adversos que las de otras, escenarios no democráticos. Como las mujeres de Afganistán, por ejemplo, que en agosto de 2021 cuando los talibanes tomaron el poder, mientras la comunidad europea callaba y Estados Unidos hacía la retira, mujeres con velos en el rostro, pero no en los ojos ni en la voz, salieron a las calles de Kabul clamando una lucha fundamental para los seres humanos: participación política plena, libertad de expresión e igualdad de derechos.
O como nuestras mujeres indígenas de México y América Latina, la historia de vida de la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú es la historia de millones. O como nuestras mujeres mexicanas feministas que lograron lo que en décadas no pasaba, cimbrar a esta nación con un movimiento social. ¿Lo recuerdan? 8 de marzo del 2020 México gritó, una lluvia morada impregnó el imaginario colectivo de nuestro país, 80 mil almas púrpura en la Ciudad de México y cientos de miles en todo el territorio nacional, clamaron freno a la violencia hacia las mujeres. Combatieron la violencia alzando la voz, organizándose, movilizándose, pintando las almas y conciencias con leyendas, cantos, creatividad y fuerza, una inmensa fuerza femenina.
Y al día siguiente de esta lluvia morada de lucha, nuestro país escampó con una lucha que continuó, con una movilización silenciosa colmada de significado. ¿Lo recuerdan? El 9M ninguna se mueve, la mitad de este planeta enmudeció, el mundo se detuvo por un día, nadie se movió, No, no fue la mitad del planeta pero es México, un país que ocupa la octava tasa de feminicidios más alta del continente, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
La valentía de nuestras mujeres mexicanas feministas que como las mujeres de Afganistán, ¿las recuerdan? el 8M de 2021 se enfrentaron a las vallas que sitiaron palacio nacional, esas vallas que simbolizaban un “ni las oigo ni las veo” , en cambio ellas lo convirtieron en un lienzo de homenaje a mujeres víctimas que han sido olvidadas.
Pero hay algo más que se ha olvidado porque ni mil vallas, ni mil personas pueden detener el cambio que ya ha empezado en la conciencia de hombres y mujeres, y en las nuevas generaciones. El movimiento de las mujeres ha logrado lo que ningún movimiento en las últimas décadas ha conseguido: visibilizar sus causas y que nuestro país y el resto del mundo, pongan los ojos en ello.
Y aquí estamos, las que en escenarios más privilegiados y menos adversos podemos alzar la voz de manera libre, y creemos que lo hacemos por ellas, cuando en realidad lo hacemos por nosotras mismas, las que no hemos tenido la valentía pese a todo a favor, de alzar la voz y denunciar cuando hemos sido violentadas atrozmente.
Y ahí están, las mujeres que ocupan cargos en la vida pública y política en nuestro país gracias a esta lucha y que no han sido capaces de alzar la voz ni por el movimiento ni por ellas mismas.
Y ahí están, los personajes públicos y políticos de este país, inmóviles pero vestidos de morado por moda y clientelismo político electoral. Pero no importa su falta de valentía, porque estos personajes se ven obligados a aprobar leyes que aunque a cuenta gotas son a favor de las mujeres. ¡Pues habrá que gritarlo!: No ha sido gracias a la clase política, sino gracias a un movimiento social emergente genuino, iniciado por una minoría activa y respaldada por una inmensa mayoría ciudadana.