A María le ha costado mucho trabajo poder hablar de su hija Diana tras su feminicidio, pero protesta sin  miedo y exige una limpia en la FGE

Familiares de Zyanya Estefanía Figueroa Becerril y de Diana Celina González Hernández asesinadas en Puebla en mayo de 2018 y en diciembre de 2019 respectivamente, exigieron al gobernador del estado de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, la remoción del personal de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género Contra las Mujeres de la Fiscalía General del Estado (FGE), porque han demostrado incompetencia para investigar los feminicidios.

Esta mañana se realizó una audiencia en el Centro de Justicia Penal de Puebla, ubicado en la 11 Sur 11921, colonia Ex Hacienda Castillotla, para conocer el avance en las investigaciones del supuesto suicidio de Zyania, luego que en septiembre del 2021 un Juez de Control, ordenó a la FGE indagar con perspectiva de género.



Cabe señalar que la decisión del Juez Javier Vázquez Fernández se basó en el caso Mariana Lima (asesinada en junio del 2010 en el Estado de México), en donde la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la muerte de una mujer en condiciones violentas, debe investigarse con perspectiva de género.

Mientras los padres de Zyanya Estefanía se encontraban al interior del Centro de Justicia Penal, los padres de Diana Celina tomaron el micrófono para exigir justicia para su hija, debido a que cuentan con pruebas de que el feminicida Sergio Alonso Reyna Ocampo (quien se suicidó) no actuó solo.

Al grito de ¡Gobierno corrupto por tu culpa estoy de luto!, ¿Qué quieren los papás de Zyanya? ¡Justicia!, ¿Qué quieren los papás de Diana? ¡Justicia!, y ¡Alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina!, mujeres del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF) acuerpaban a los padres de las jóvenes asesinadas.

El dolor de la búsqueda de justicia

Alejandro Ariel González de 53 años y María Hernández de 52 años, empleado y ama de casa, son los padres de Diana Celina, quienes desde hace dos años que asesinaron a su hija al salir karaoke Cantabria Bar, en la colonia Belisario Domínguez, tienen que viajar desde Álamo, Veracruz a Puebla de manera constante, lo que les genera un gasto mensual de aproximadamente
seis mil pesos por pasajes, hospedaje y alimentos.

Diana Celina llegó a estudiar a Puebla en el 2012 Comercio Internacional en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), posteriormente la siguió un hermano, quien truncó sus estudios tras el feminicidio de su hermana mayor.

A una década de distancia Alejandro y María están arrepentidos de haber elegido Puebla como el destino de estudio de sus hijos, pues aseguran que los índices de violencia se han incrementado exponencialmente.

También mostraron su preocupación por la rectivimización que reciben las mujeres que son asesinadas por ejercer la libertad y los derechos que cualquier ser humano tiene, debido a que su hija murió tras salir de fiesta con Sergio Alonso Reyna Ocampo, Carlos ‘N’ y Eduardo ‘N’, compañeros de trabajo.

Respecto de que el feminicidio de su hija es un caso cerrado tras el suicido de Reyna Campos, ellos exigen la reapertura debido a que cuentan con pruebas de genética, por las que pagaron 55 mil pesos, que demuestra que es más de una persona la que mató a la joven.

Alejandro y María dijeron que solo una vez se reunieron de manera virtual (18 de marzo del 2021) con el fiscal general Gilberto Higuera Bernal, quien se comprometió a apoyarlos sin embargo tras las agresiones que sufrieron los familiares de Zyanya y activistas de la OCNF, en mayo del 2021, cuando fueron gaseados con gas pimienta por agentes ministeriales, les quedó claro que el encuentro fue pura simulación.

Comentaron que además de la OCNF están recibiendo apoyo de un colectivo de búsqueda de Iguala, Guerrero, para localizar más restos de su hija, debido a que no recibieron todo el cuerpo.

“Fue devastadora la búsqueda y el hallazgo de mi hija muerta. Hay evidencia de quien le vendió el arma al sujeto. Ellos lo saben y no hacen nada”, dijo Alejandro.

María me dijo que le ha costado mucho trabajo poder hablar de su hija, a pesar de que es Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Me contó que Diana Celina nació el 26 de abril de 1994, a las 11.23 pm, en un hospital del IMSS de Ciudad del Carmen, Campeche, debido a que en ese momento radicaban allá.

Mientras charlaba con esta pareja, que no dejará de exigir que se esclarezca el feminicidio de su hija, en el fondo se escuchaban los tambores y el grito de las mujeres que decía ¡Y tiemblen, y tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista!, un hombre de estatura mediana, delgado, vestido con ropa muy sencilla, que en la espada cargaba una guitarra, dijo en voz alta: ¡Las feminazis!

Las guerreras que gritaban no escucharon. Alejandro, María y yo sí, pero seguimos adelante. Ellos luchando por que ningún padre o madre sienta el dolor de perder una hija por que un macho la mató, y quienes trabajamos en los medios de comunicación, por denunciar los carpetazos que se dan a investigaciones de feminicidios.

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Por Mónica Franco

Periodismo de género, reportera y columnista. Soy sobreviviente, insurrecta e independiente. Amo la libertad y escribo historias de imperfectas como yo. Creo en las hijas del pueblo, en las que llegamos sin mediación de un hombre y que caminamos a la par de ellos.

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