Al amanecer del día de la Asunción de 1568, dijo que contemplaba a la Santísima Virgen rodeada de ángeles y partió a la Casa del Padre con sólo 18 años de edad.
San Estanislao nació en el castillo de Rostkovo (Polonia) en 1550. A los catorce años ingresó como interno a estudiar en el colegio de los jesuitas de Viena y empezó a destacarse por su recogimiento, devoción y oración.
Meses después el emperador Maximiliano II empezó una serie de abusos contra los jesuitas y les quitó la casa que Fernando I les había dado para el internado. Es así que Estanislao junto a su hermano Pablo y otros compañeros se van a vivir en casa de un senador luterano.
Cierto día Estanislao cayó gravemente enfermo y pidió los santos óleos. Sin embargo, el luterano no permitió que ingresara a su casa el Santísimo Sacramento. El joven santo se encomendó a Santa Bárbara, a cuya cofradía pertenecía, y tuvo una visión en la que la Santa con dos ángeles le llevaba la comunión.
Se dice que en otra ocasión también se le apareció la Virgen María con el niño Jesús. La Madre de Dios le dijo: “nuestra voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi Hijo Jesús”.
Pidió ser admitido en la orden, pero el provincial jesuita de Viena no accedió para no indisponer al papá del Santo contra la compañía ya que tenía un alto cargo político.
Estanislao decidió irse hasta Roma, si era necesario, para ingresar. Es así que se va a otra ciudad como peregrino en busca de San Pedro Canisio, provincial jesuita en Alemania, quien lo acogió amablemente y le encargó algunos oficios de limpieza al servicio de los estudiantes.
Semana después, San Canisio lo envió a Roma, donde San Francisco de Borja lo admitió al noviciado. Estanislao recibió una carta en la que su padre lo reprendió y amenazó con expulsar a los jesuitas de Polonia. El joven Santo le respondió de manera muy filial a su padre y le manifestó su firme decisión vocacional.
Dejando todo en las manos del Señor, se entregó a una vida de oración constante. Cuando entraba a la Iglesia su rostro se encendía y con frecuencia era arrebatado en éxtasis durante la Misa y después de la comunión.
En una ocasión, hablando de la Asunción de la Virgen, San Estanislao exclamó: “¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero que estaré entre ellos en su próxima celebración”.
Poco a poco su salud fue decayendo y tenía frecuentes desvanecimientos por el calor del verano romano que le hizo mucho daño. Al amanecer del día de la Asunción de 1568, dijo que contemplaba a la Santísima Virgen rodeada de ángeles y partió a la Casa del Padre con sólo 18 años de edad.
Su fiesta se celebra cada 13 de agosto, es patrono de novicios, de los que se preparan al sacerdocio y de Polonia.